BLOGOSFERA

Cristóbal Fernández Páez

No, no y no


Esta ha sido la respuesta que ha recibido esta semana pasada el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, a su propuesta de levantar el cierre de la actividad económica no esencial en la capital malagueña antes que pasen los 14 días establecidos, siempre y cuando la tasa de contagios por cada cien mil habitantes desciendan por debajo de las mil.

Le ha respondido que no el presidente Moreno Bonilla (acuérdense del eslogan “Juanma Moreno, un malagueño en la Junta”), argumentando que los datos son “preocupantes y que lo sensato es esperar 14 días”.

Le ha respondido que no el vicepresidente Juan Marín, rechazando cambiar los plazos de cierre de municipios porque “hay muchos más ítems que la tasa de contagios”.

Y la tercera negativa, la ha recibido el alcalde de Málaga de su eterno delfín, el consejero de Presidencia Elías Bendodo, explicando con enfado en rueda de prensa que, “aquí de lo que se trata es de salvar vidas”. Ha tenido mala semana el señor Bendodo y es que la Cámara de Cuentas ha abierto en canal la gestión del Patronato de Recaudación Provincial en el ejercicio de 2016, cuando el hoy consejero era el presidente de la Diputación de Málaga.

Las negativas expresadas por los malagueños Moreno Bonilla y Bendodo y por el señor Marín, seguramente serán razonables desde el punto de vista epidemiológico y la decisión que afecta a Málaga se habrá decidido sobre datos estrictamente sanitarios, por lo que la cuestión no debería tener más discusión.

Sin embargo, cuando esta semana se ha producido el citado desencuentro entre el primer edil malagueño y sus compañeros paisanos de San Telmo, me he acordado de la reacción que los principales dirigentes de la Junta de Andalucía tuvieron cuando en el periodo denominado de desescalada, la provincia de Málaga no pasaba de fase, porque no se daban las condiciones sanitarias adecuadas para ello.

Moreno Bonilla criticaba al Gobierno Central porque se dejaba atrás a Málaga, afirmaba que el mapa de Andalucía debería estar pintado íntegramente del color de la fase 1 y exigía una rectificación urgente al ministro de Sanidad, el hoy candidato socialista a la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa.

Juan Marín, cuando las provincias de Málaga y Granada no pasaban de fase en el mismo momento que el resto de provincias andaluzas, acusaba al presidente Pedro Sánchez de generar un agravio. Afirmaba alegremente que la decisión era arbitraria y un ataque frontal a Andalucía, a la que se castigaba porque estaban haciendo las cosas bien. 

Bendodo, denunciaba en mayo una desigualdad de trato con Andalucía, rechazaba que se impusiera a la comunidad dos velocidades y aseguraba que la decisión del Gobierno Central estaba tomada por criterios políticos.

Vistas las reacciones y declaraciones de Moreno Bonilla, Marín y Bendodo cuando Málaga no pasaba de fase al mismo tiempo que otras provincias andaluzas en el periodo de desescalada, me gustaría en este momento preguntarles a los tres algunas cuestiones:

¿Debería rectificar urgentemente la decisión adoptada la Junta de Andalucía respecto a la ciudad de Málaga? ¿Está generando la Junta de Andalucía un agravio con Málaga en relación a otras ciudades andaluzas? ¿Es arbitraria la decisión adoptada por la Junta de cerrar toda la actividad no esencial en Málaga durante 14 días? ¿Está atacando frontalmente la Junta de Andalucía a la ciudad de Málaga? ¿Ha tomado la Junta de Andalucía está decisión por un criterio político? ¿Qué tiene la Junta en contra de Málaga?

Es evidente que las decisiones se han tomado siempre siguiendo los criterios de las autoridades sanitarias, como también ha quedado patente que, desde el minuto uno de la crisis sanitaria, la Junta de Andalucía se ha dedicado a confrontar con el Gobierno de España, a poner palos en las ruedas y a tratar de arañar votos miserablemente arrojando los muertos de la pandemia al Gobierno Central, como esta misma semana manifestaba de forma inmoral e inadecuada el consejero Bendodo desde la sala de prensa del Consejo de Gobierno.

TRANSPARENCIA

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