Uno de los nuestros

Cuando los casos de corruptela están en su punto más álgido, y ello nos permite constatar como ciudadanos, la ausencia de tripas de la clase política conservadora, los tertulianos “inter-económicos” pretender hacernos ver que los conservadores aún tienen algo que conservar, aparte de los muchos millones que supuestamente, han servido para limpiar, entre otras cosas, las sobras malolientes del isleño.

Es de vergüenza. Un partido que quiere ser llamado para gobernar, con corruptela justificada, este país y no tiene la más mínima intención de disculparse con la ciudadanía por algo que a todos nos sonroja. En estos tiempos difíciles hay señores que han potenciado el clientelismo con el bolso de moda y los trajes a medida remendona y caciquil, más propio de otros tiempos en los que “Ancha era Castilla” para los de siempre; los ricos hechos a base de mala historia y los nuevos ricos bien colocados para la foto (de boda o de Estado, lo mismo da).

La Derecha-PP que resurge reafirmando lo que es, lo que siempre ha sido, pretende pasar de largo en un tema tan escabroso como el amiguismo público; ese que beneficia a uno de los nuestros porque éste nos beneficia a nosotros mismos. Y pretende hacerlo insultando, descalificando y martirizando, aún más, la carcoma frase “Y tú más” no señores, aquí no vale el “Y tú más” aquí vale pedir disculpas por desprestigiar el honor de la clase política; vale pedir disculpas a todos los ciudadanos que han confiado en sus responsables públicos y ahora asisten a tan lamentable escenario; vale pedir disculpas por tantas mentiras y tantos paños calientes.

Mientras esto sucede, los tertulianos- belicosos del Intereconomía defienden a “los nuevos pijos” (según palabras textuales de uno de los tertulianos) argumentando que deberán aprender a hacerlo mejor la próxima vez, puesto que los ciudadanos no pasarán factura por todo esto y se abre todo un abanico de posibilidades electorales para el PP en todo el territorio nacional.
Espero que no haya próxima vez para aquellos que mangonean, supuestamente, desde lo público con altavoces y espectáculos o shows-políticos, de altura, buen perfume y mejor diseño.