BLOGOSFERA

Daniel Pérez Morales

Aquel mayo del 82


Como dijera Rafael Escuredo de Blas Infante, “rememorar su obra es hacer Andalucía”, cuando recordamos la vida y pensamiento del primer presidente electo de la Junta de Andalucía, estamos también haciendo Andalucía. Existen referentes políticos y morales indiscutibles: Escuredo forma parte de ese grupo de personas que estuvo, para bien, en el origen de las cosas.

 

Estos días, en la antesala de los comicios andaluces convocados para este 19 de junio, conmemoramos los cuarenta años de las primeras elecciones al Parlamento de Andalucía, un 23 de mayo de 1982. Invita el calendario a la reflexión sobre nuestra autonomía, muchas veces privada de un debate propio, no por falta de interés, si no más bien, a mi juicio, por su relevancia política nacional y la importancia que tiene para nuestra tierra las decisiones de los gobiernos estatales.

 

Escuredo fue investido presidente de la Junta con los votos de los 66 parlamentarios socialistas que se sentaron en el salón de los Reales Alcázares. En su discurso, cuyo eco actual deviene precisamente de su calado y altura de miras, Escuredo advierte del peligro de una “falsificación de las instituciones políticas andaluzas”. Hoy día, esa advertencia cobra vigencia ante el coro de la ultraderecha anti autonómica que quiere valerse de las instituciones andaluzas para iniciar el derribo del edificio político de nuestro autogobierno.

 

Nadie puede negar que el autogobierno en Andalucía ha sido sinónimo de progreso social y económico y que es necesario recordar esta verdad en días en los que la ultraderecha defiende el fin del estado de las autonomías, de la mano de una recentralización de las competencias educativas y sanitarias. Desenmascarar las intenciones definitivas de los actores políticos forma parte de la pedagogía de unos comicios. La explicación de qué proponen los partidos y sus consecuencias es legítima, tanto como la presentación de las medidas propias.

 

Escuredo, lúcido y combativo como hace 40 años, este fin de semana declaraba que existe otro riesgo: la reescritura del proceso autonómico andaluz, sobre todo, cuando se resta importancia al papel de las clases populares en su consecución. Se dice que la memoria histórica es cosa del pasado, son cosas de la Guerra Civil; es cierto. Pero no es menos cierto que la conquista de la democracia en España forma parte de esa memoria histórica y democrática. Así lo reconoce la ley que aprobamos los socialistas y que el PP ha enterrado en esta legislatura.

 

El PP en Andalucía no habla de la memoria histórica de las víctimas de la guerra civil. Pero sí ha tratado de reescribir la historia reciente de Andalucía. Sobre todo, su papel en el proceso autonómico andaluz. Ellos dijeron no en el referéndum. Pero hoy nos quieren hacer creer que dijeron que sí. Falsear el proceso de la conquista de la democracia es antidemocrático.

 

Debemos recordar que la derecha en Andalucía no quiso que nuestra tierra tuviera los mismos derechos que otros territorios históricos, que otras nacionalidades. Fue el pueblo andaluz el que logró su autogobierno, con una movilización política sin precedentes. Pero el PP quiere entregarle el legado autonómico andaluz a unas elites que, en su mayor parte, fueron contrarias.

 

Ese No vuelve a retumbar en la derecha andaluza. Resulta cuanto menos curioso que quienes se presentan -incluso sin ser andaluces- como albaceas de unas esencias andaluzas, proclamen el fin de lo más importante que el pueblo andaluz ha construido: sus instituciones, su Estado del Bienestar y su defensa de la igualdad en toda España.

 

Nuestros padres y abuelos nos legaron un sistema social y político en Andalucía, su autogobierno y autonomía, inimaginable en la historia andaluza. Este 19J, la generación andaluza de la democracia tiene ante sí un nuevo 4 de diciembre de 1977. Mi generación tiene ante sí un reto democrático doble: proteger nuestra autonomía y defender la democracia; ésta, un sistema político, que requiere un ejercicio diario. Una democracia tonificada exige un trabajo constante en sus instituciones, en la sociedad plural, en los medios de comunicación.

 

En estos tiempos, el PSOE, como partido fundamental y primordial de la democracia española, debe hacer un gran esfuerzo de pedagogía democrática. La juventud, que no tiene el recuerdo de la falta de libertades, debe saber el valor de nuestra libertad, basada en un estado de derecho y en el respeto a la opinión plural.

 

Este próximo 19J el andalucismo vivirá una jornada decisiva y estoy convencido que los progresistas de Andalucía defenderán ese patrimonio colectivo que es el Estado del Bienestar y nuestro autogobierno. Estar en contra de nuestro estado autonómico es estar en contra del sistema público de sanidad y educación en Andalucía.

 

Está en riesgo el patrimonio colectivo de nuestro autogobierno. Porque las elecciones importan, porque los votos deciden. Por eso votar, para la izquierda, es un imperativo moral. Y ha sido una obligación del PSOE presentar un proyecto político ilusionante que dé razones al electorado para ampliar su apoyo. Nuestro proyecto es factible, está pegado al terreno, a la realidad andaluza, a las necesidades de la ciudadanía. Es un proyecto muy cercano y está liderado por un político dialogante que sabe lo que es fajarse en el terreno municipal: Juan Espadas.

 

Ofrecemos motivos para movilizar una ola de cambio: atención primaria en 48 horas, un gran acuerdo por la educación, más financiación para los municipios despoblados y la Andalucía rural, reindustrialización del campo, por citar algunas propuestas. 

 

En tiempo récord, hemos abierto una nueva etapa y nos presentamos invictos, orgullosos de nuestro legado: ser protagonista de una historia obliga a disculparse por los errores y a reivindicar los aciertos. Porque ha sido una obra colectiva, de nuestro partido y de los andaluces y andaluzas, a lo largo del casi medio siglo de proceso autonómico.

TRANSPARENCIA

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