El último debate de Moreno Bonilla ha dejado dos cosas claras. La primera, que el PP necesita más a Vox que el partido de ultraderecha. La segunda, que la alianza entre PP y Cs está más que finiquitada.

En el primer caso, todos pudimos oír a Moreno Bonilla como insistía en tender la mano a quienes se ha demostrado que han marcado la acción ideológica del gobierno de la Junta con hechos como la negación de la violencia de género, el desprecio al Estatuto de Autonomía o la propagación del discurso racista y xenófobo.

Una intención que, por si no quedara claro, ha sido refrendada por el candidato del PP que, con cierto orgullo, presumía de aspirar a "hacer un Ayuso", aunque haya prescindido de su compañera de partido en esta campaña dentro de ese intento de blanquear a la ultraderecha que se ha instalado en la campaña del hasta ahora presidente de la Junta.

La duda es simple: ¿para qué se aspira a querer tener el mismo gobierno de la persona con la que no quieres aparecer en las fotos o que se te asocie?. Esa doble moral solo puede entenderse desde el prisma de quien solo aspira a mantener el poder por el poder aunque sea poniendo en peligro las raíces sobre la que se ha construido la Andalucía actual.

Seamos claros, Moreno Bonilla quiere ir de la mano de quienes se niegan a proteger la autonomía que exigimos y nos dimos los andaluces y andaluzas a raíz de aquel 28F, de quienes han usado el Parlamento para dinamitar desde dentro consensos que existían como es el simple reconocimiento de la igualdad de la mujer junto a la condena de la violencia machista, a quienes se niegan a reconocer el Día Mundial contra el Sida, a quienes no denuncian la LGTBIfobia en el deporte, o incluso a quienes se muestran en contra de la acogida de menores procedentes de Ucrania.

Esos son los nuevos compañeros con los que el PP quiere imponer políticas aún más rancias, que se seguirán sumando al recorte de los servicios públicos.

Para evitar esto, en la provincia del malagueño Moreno Bonilla solo existe la alternativa de que las urnas se tiñan de rojo el próximo 19J. Somos el único partido político que ha presentado un programa electoral creíble y real para esta tierra, el único que está pensando en el interés de los malagueños y malagueñas. Y, por eso, conscientes de la importancia que tienen estos comicios, tenemos que ser firmes y directos. Málaga no se merece un presidente que aspire a "hacer un Ayuso", Málaga merece un gobierno socialista que la devuelva al puesto que nunca debió abandonar, a la cabeza de la creación de empleo, blindando los servicios públicos e impulsando el espíritu emprendedor que siempre nos ha caracterizado.

Siendo la locomotora económica de Andalucía, no liderando su vagón de cola.