BLOGOSFERA
Por nuestras personas mayores
Queremos reconocer a quienes, con su esfuerzo y cariño, han construido la historia de nuestras familias y comunidades. Ellos/as son la memoria viva, el reflejo de nuestras raíces y el testimonio de una vida de lucha y logros. Sin duda, merecen un sistema que les garantice sus derechos, su bienestar y la participación activa. Gracias a ese esfuerzo hemos avanzado y ahora es el momento de devolvérselo en forma de justicia social.
Cada arruga, cada cana, cada sonrisa y cada silencio guarda una historia que merece ser escuchada. Sus batallitas son relatos de vida, lecciones, recuerdos y emociones que se deben compartir. No lo olvidemos, las personas mayores, además de cuidados, quieren ser escuchados/as, sentirse útiles y valorados/as. Cuidarlos/as es cuidar nuestra memoria colectiva, además de erigir, en ese sentido, un futuro sólido para generaciones venideras. Por ello, trabajemos juntos/as para construir una sociedad más justa en la que nadie quede atrás.
Para avanzar es imprescindible fortalecer los servicios sociales, crear redes de apoyo y promover el envejecimiento activo. Tenemos mucho que mejorar, la soledad y el aislamiento son dos grandes enemigos en esta etapa de la vida. En Andalucía, aproximadamente el 19,4 % de las personas mayores, experimentan soledad no deseada, con sus recuerdos como única compañía. Esa soledad es una forma silenciosa de abandono, una herida social. No podemos llamarnos sociedad justa si abandonamos a quienes construyeron nuestro presente.
Necesitamos trabajar más, con programas de acompañamiento, generando espacios intergeneracionales, haciendo comunidad, tejiendo redes. No basta con ofrecer servicios, hace falta establecer vínculos. A día de hoy, solo el 5% de los municipios andaluces cuenta con programas para combatir la soledad y fomentar el envejecimiento activo. Indudablemente, esto debe cambiar.
Envejecer no es un problema, es un privilegio. Y como tal, debemos garantizar que todas las personas mayores vivan esta etapa con respeto, apoyo y, sobre todo, cariño. Envejecer con dignidad es un derecho, aunque aún hoy continúe siendo una asignatura pendiente en muchos aspectos.
¿Quién no tiene un padre, una madre, un abuelo o una abuela que dedicó su vida a cuidar, a trabajar, a construir un futuro mejor? Ellos y ellas lo dieron todo, y ahora, cuando más lo necesitan, es nuestra responsabilidad devolverles ese respeto y esa atención que merecen. Por eso, necesitamos reforzar y ampliar los centros de día y la atención domiciliaria.
Es hora de construir un nuevo Sistema Andaluz de Cuidados más accesible, más humano y más ágil, que responda a las necesidades reales de nuestras personas mayores y de quienes las cuidan. Hoy el sistema está colapsado, las solicitudes se acumulan y la Junta de Andalucía sigue sin ofrecer soluciones. Urge mejorar los programas de teleasistencia, garantizando un servicio digno y eficaz, y avanzar hacia residencias que no solo cuiden, sino que respeten y acompañen.
Vivir en una residencia no debe significar perder derechos, vínculos ni decisiones sobre la propia vida. Los centros deben ser espacios de afecto, autonomía y cercanía, en definitiva un verdadero hogar. No olvidemos tampoco que las listas de espera en nuestra comunidad para acceder a una plaza pública superan el año, una realidad que exige acción inmediata. También hay que avanzar hacia nuevas alternativas residenciales con modelos más humanos y participativos.
Y no podemos ignorar que, en Andalucía, la atención a la dependencia llega tarde. Miles de mayores esperan durante meses una ayuda que necesitan con urgencia. Sin recursos suficientes, el sistema no da respuesta y las familias se ven solas, también aquí urge actuar.
Por ello, es el momento de impulsar una Ley del Mayor en Andalucía. Una ley que garantice el derecho a una vida digna, activa y participativa. Porque el respeto a nuestros mayores no puede ser una opción, debe ser un compromiso político firme y recogido por ley. Una ley que asegure el acceso equitativo a recursos sociales y sanitarios, la protección frente a la discriminación por edad y la participación real en la vida pública y comunitaria.
Una ley que reconozca los derechos de las personas mayores como lo que son, derechos ciudadanos, no favores asistenciales. Una norma que defienda el envejecimiento activo con talleres, actividades culturales, alfabetización digital y espacios donde se les escuche, se les respete y se les tenga en cuenta. Que también ponga el foco en nuestras ciudades y pueblos, con entornos y viviendas accesibles, sin barreras, con transporte adaptado y espacios donde compartir, pasear y vivir plenamente.
Necesitamos indudablemente una sociedad donde jóvenes y mayores convivan, aprendan y se acompañen. Porque cuando se produce el encuentro, crecen los valores y el respeto. Ese diálogo entre generaciones enriquece a todos/as y fortalece el tejido social. Solo así construiremos un futuro más humano, más justo y más solidario.
El verdadero homenaje es luchar cada día por sus derechos, por su bienestar y por su protagonismo en la sociedad, seguir exigiendo con firmeza políticas públicas que los garanticen. Por eso, nos comprometemos a ser una sociedad que escuche, respete y cuide a sus mayores. Porque un pueblo que cuida de sus mayores, cuida de su historia y, sobre todo, de su futuro. Gracias por tanto. No estáis solos/as. Estamos con vosotros/as, hoy y siempre.
Elena Álvarez González
Secretaria de Servicios Sociales, Mayores y Diversidad Funcional