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PSOE de Málaga

La memoria, la cultura y la justicia social como pilares del 22 de Noviembre


Este 22 de noviembre, Andalucía conmemora el Día del Gitano Andaluz. No es una fecha elegida al azar, ni es una simple celebración festiva. Es una jornada de profundo significado histórico, un día para la memoria, el reconocimiento y, sobre todo, para el compromiso. Desde el Partido Socialista de Málaga, nos unimos a esta conmemoración con respeto, admiración y la firme convicción de que la lucha por la dignidad del pueblo gitano es una parte indivisible de la lucha por una sociedad más justa.

El 22 de noviembre de 1499, los Reyes Católicos firmaron en Medina del Campo una de las primeras Pragmáticas antigitanas. Aquel edicto buscaba la asimilación forzosa, el fin de una identidad, de una lengua y de una forma de vida. Fue el inicio de siglos de persecución, de intentos de borrado cultural y de marginación sistemática.

Por eso, conmemorar el 22N es un acto de resiliencia. Es recordar una historia de dolor, pero no para anclarnos en la tragedia, sino para honrar la increíble capacidad de resistencia de un pueblo que, contra todo pronóstico, se negó a desaparecer.

 

Este 22N, además, tiene una resonancia especial. Nos encontramos en una efeméride crucial: en 2025 se cumplen 600 años de la llegada documentada del pueblo gitano a la Península Ibérica, con aquel salvoconducto de 1425. Seiscientos años de historia compartida. Seiscientos años de "gitanidad" siendo, inequívocamente, "españolidad" y, muy especialmente, "andalucidad".

Porque no se puede entender Andalucía sin la aportación del pueblo gitano. No es un añadido, no es un apéndice exótico; es parte del tuétano de nuestra identidad. La cultura andaluza, tal y como la conocemos y la proyectamos al mundo, sería incomprensible sin la cosmovisión gitana

Hablamos, por supuesto, del flamenco, Patrimonio de la Humanidad, ese arte universal que nace del dolor y la alegría, de la fragua y la familia, y que el pueblo gitano supo destilar y ofrecernos como la más pura expresión del alma. Pero su contribución va mucho más allá: está en el habla, en el comercio, en los oficios tradicionales, en la forma de entender la calle y la vida comunitaria. El pueblo gitano no "se sumó" a Andalucía; ayudó a crearla.

 

En este camino de luces y sombras, el presente nos sigue interpelando. A pesar de los avances indiscutibles logrados en democracia, la discriminación persiste. El antigitanismo no es una reliquia del pasado; es una barrera real, y a veces invisible, que dificulta el acceso a la vivienda, al empleo digno y a la educación en igualdad de condiciones.

Como socialistas, vemos en la historia del pueblo gitano un espejo de los valores que defendemos. La cultura gitana se ha sustentado sobre pilares que son también los nuestros: el valor de la familia extensa como red de cuidados, la solidaridad como mecanismo de supervivencia, el respeto a los mayores y la ayuda mutua. Esa fraternidad intrínseca, esa capacidad de mantenerse unidos frente a la adversidad, es la misma esencia del socialismo.

Nuestra lucha por la justicia social no está completa si no es una lucha frontal contra el antigitanismo. Nuestro compromiso es seguir trabajando, desde las instituciones y con el tejido asociativo, para derribar esos muros. Queremos una sociedad donde la palabra "gitano" sea solo, y siempre, un motivo de orgullo, y nunca una desventaja de partida.

Celebremos este 22 de noviembre honrando la memoria, disfrutando de la inmensa riqueza de su cultura y, sobre todo, renovando nuestro compromiso. Miramos a esos 600 años de historia no solo con admiración por la resistencia, sino con la responsabilidad de construir juntos los próximos 600 años. Un futuro donde la igualdad deje de ser una meta y sea, por fin, una realidad cotidiana.

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