Cada 10 de diciembre recordamos que la dignidad humana es el pilar que sostiene cualquier sociedad justa. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en el año 1.948 en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo establece con claridad en su artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Este principio, lejos de ser un mero enunciado, exige responsabilidad, compromiso y valentía para hacerlo realidad en la vida cotidiana. Máxime si, como se reconoce en el preámbulo de la Declaración, “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad”.

En este camino, el Partido Socialista Obrero Español ha demostrado, a lo largo de décadas, que la defensa de los derechos humanos no es solo una bandera ideológica, sino una práctica constante. Dentro y fuera de nuestras fronteras, el PSOE ha mantenido una posición firme frente a quienes vulneran derechos y libertades. Cuando líderes como Putin, Trump o Netanyahu promueven políticas que erosionan la convivencia, alimentan el odio o menosprecian la vida de los más vulnerables, el PSOE ha defendido sin ambigüedades la legalidad internacional, la paz y la dignidad humana.

Porque gobernar es eso: estar del lado de la gente, de los trabajadores, de los jubilados, de las familias, de los estudiantes, de las mujeres, de los niños, de las personas más vulnerables vengan de donde vengan. Gobernar es proteger, acompañar, escuchar y garantizar oportunidades para que cada persona pueda construir un proyecto de vida digno.

Y sí, lo decimos claro:

Si nos dan a elegir entre políticas y personas que insultan al oponente, que desprecian a otros seres humanos y los reducen a números, que bloquean la subida justa de ayudas, pensiones y salarios, que niegan a jubilados, trabajadores, familias y estudiantes los apoyos necesarios para vivir con dignidad; y quienes luchan justamente, por lo contrario, nosotros lo tenemos claro.

Con sus errores y aciertos (porque la perfección no existe, en todas partes aparecen impostores u oportunistas que no representan lo mejor de nuestras organizaciones, y sin mayoría absoluta es más difícil gobernar) siempre estaremos del lado de quienes defienden a la clase trabajadora, a los jubilados, a los estudiantes, a los funcionarios, a las familias, a las personas dependientes y a la convivencia respetuosa en sociedad. Siempre estaremos del lado de los derechos humanos.

Hoy, 10 de diciembre, reafirmamos que proteger los derechos humanos no es un gesto simbólico: es un deber democrático. El artículo 25 de la Declaración Universal nos lo recuerda: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”. Esa es, y seguirá siendo, nuestra brújula.

Porque defender los derechos humanos es defender a la gente. Y ahí, siempre, estaremos nosotros.