BLOGOSFERA

Salvador Pendón Muñoz

Rectificar es de coherentes


No es el presente tiempo el mejor para la consideración de la política por parte de los destinatarios de su acción. Ni en estos momentos el crédito de los políticos cotiza al alza. Diversos son los factores que influyen en una situación de marcado signo iconoclasta. Los innegables y reiterados errores de los políticos, junto a una democracia que todavía gasta más energías en consolidarse que en abrirse a la participación, facilitan la desafección de un número de ciudadanos en progresión preocupante. La actual situación de crisis generalizada, que aporta un elemento disgregador del orden social que todos dábamos por asumido, añade vinagre a la ensalada.

Soy de la opinión de que quienes nos ocupamos en la política intentando servir con honestidad la delegación que, para el gobierno de sus intereses individuales y colectivos, nos han otorgado los ciudadanos, hemos de afrontar con decisión tan delicada situación, que amenaza con instalar cargas de profundidad en la línea de flotación del mejor de los sistemas reguladores de la convivencia hasta ahora conocido: la democracia. Empezando por no flaquear en el orgullo que nos ha de producir la entrega a tan noble dedicación y por reivindicar con vehemencia el valor de la política como la más consistente herramienta para alcanzar el objetivo de la libertad, la justicia y la igualdad.

Y siguiendo por defender el valor de la política como instrumento capaz de remediar las desgracias que poderes ajenos a ella provocaron. Asistimos a diario a pronunciamientos y situaciones paradójicas que son para echarse a temblar ante la posibilidad de que pudieran terminar impregnando y determinando la práctica política. Referido a la crisis de la que antes hablaba, no faltan quienes, sintiéndose obligados a extender su particular receta, se muestran convencidos de que cualquier situación semejante se podría evitar si los asuntos públicos se gestionasen con criterios empresariales. Justamente lo contrario de lo que ha pasado. La política ha tenido que venir a tapar la sangría originada por sectores empresariales y financieros que dieron rienda suelta a sus afanes especulativos.

Pienso en muchas soluciones que podríamos aplicar buscando la superación de tan extendido descrédito. Me centro en una de ellas: la coherencia. Estoy convencido, por la propia experiencia, que los ciudadanos entienden y disculpan casi todos los errores, siempre que no comporten irreversibilidad, se reconozcan y se pida perdón por ellos. Más complicado resulta que ese mismo ciudadano llegue a entender y se muestre condescendiente con la falta de coherencia. Con el político que dice una cosa ahora y la contraria luego. Y actúa en consecuencia con tan bipolar parecer. Mientras más alta representación pública ostenta quien así se comporta, más negativo es el ejemplo que irradia y más ahonda en la separación entre política y ciudadanía.

Como muestra, un botón: ¿qué pensarán los españoles que han escuchado al paniaguado de Rajoy acusando, hace unos días, de atacar al Tribunal Supremo y de poner en peligro la separación de poderes del Estado a quienes protestaban por el encauzamiento del juez Garzón y manifestando, ayer mismo, que el actual presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia volverá a ser candidato en las listas del Partido Popular sin que importe el curso de las actuaciones emprendidas por la Justicia? El ancho del embudo cuando de entender de los asuntos de su partido se trata y la parte más estrecha para valorar los referidos al resto de la sociedad. ¡Vaya ejemplar!

En casos como el que tiene que ver con la intervención de la Justicia en la trama Gürtel está más que justificada la rectificación, pues ésta lleva a la coherencia con la honestidad y la razón. Lo contrario es echar leña al fuego de la desconfianza y el alejamiento que soporta la clase política porque, no se olvide, la sociedad acaba asignando a todos los políticos el comportamiento irregular en el que sólo unos pocos incurren.

Claro, que en este caso podemos esperar sentados la saludable rectificación puesto que hace meses ya que Rajoy dejó bien explicitada la que considera posición ideal con respecto a Camps: en un mitin de apoyo al presidente valenciano expresó con firmeza y convicción dignas de convertirse en realidad que siempre se pondría “delante o detrás” de su compañero de partido. Anfibológica ubicación, sin duda.

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Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos