Pintarnos en el lienzo

Ayer mientras leía un libro maravilloso de Jonh Berger, “De A para X. Una historia en cartas” una frase trajo a mi memoria a un amigo y le mandé un sms que decía: “Cuando se recuerda a alguien y ese alguien emerge del olvido, da una sensación de crecimiento (Textual del libro). ¿Cómo estás por dentro?”. Me respondió que mal.

Le mandé un sms que al final decía: “Lo único que necesitas, una vez tomada la decisión, es paciencia contigo mismo y con la reacción de los demás. Nada importa más que pintarnos en el lienzo de la manera más bella posible”. Me quedé con la duda (que aún tengo) de si era un poco cursi, pero, claro, ¡estaba impregnada de lo poético, filósofo y profundo que es Berger!

Es obligación de cada persona pintarse de la manera más bella posible. Estoy segura de que cuando nos esforzamos en pintar el lienzo más bello de lo que somos, lo hacemos también contando con lo que hacemos. Y a veces no es fácil, y a veces haces un borrón y la gente te mira con desaprobación como diciendo ¡Qué feísimo es lo que has pintado!

Esto le está pasando ahora al Presidente Zapatero. Sin embargo, a lo largo de la historia muchos pintores (también pintoras aunque de ellas no se hable) no han sido comprendidos por sus contemporáneos. Pero, no por ello dejaron de hacer su arte.