BLOGOSFERA

Salvador Pendón Muñoz

Un cretino nada grato


Intentaré controlar mis impulsos para que no tengan mis amables lectores que recriminarme el uso de términos malsonantes, al igual que lo hicieron con ocasión de la entrada que dediqué al comentario ofensivo, no para el PER sino para los andaluces, que hace algunas semanas hizo el diputado Durán i LLeida, tenido por muchos como prototipo de prudencia y buenas maneras, que no sé si es sinónimo de seny catalán, porque por paradigma del mismo también es tenido.

Las declaraciones del dirigente de Unió eran un eslabón más de una desafortunada cadena de comentarios maliciosamente intencionados y documentalmente hueros con los que cada cierto tiempo incrementan el patrimonio de la estulticia una, no muy larga pero selecta, nómina de ocurrentes predicadores normalmente avecindados al norte de Despeñaperros y casi siempre individuos de la aristocracia política o de la oligarquía económica, o de las dos a un tiempo. El más preclaro antecedente de la deposición de Durán lo encontramos en la onomatopéyica expresión con la que Esperanza Pitaguirre pretendía definir las pretensiones del gobierno con los andaluces por el hecho de mantener el PER como sistema de protección y complemento de rentas de los desempleados del campo.

La última defecación cerebral con relación al asunto se ha alumbrado esta misma semana y el autor de una impagable pieza entre sociopolítica y literaria, que desde ya se ha de incorporar a la antología de supremas sandeces, ha sido un imbécil al que los miembros del consejo de administración de Sacyr Vallehermoso sabrán por qué hicieron presidente del mismo. Un tal Luís de Rivero vino a decir que el PER merece ser combatido porque es un sistema que fomenta la vagancia. Escuchando en la radio sus necias imprecaciones noté que conforme este individuo avanzaba en sus manifestaciones debía encontrar elementos para gustarse, hasta llegar al momento en el que la altura del insulto y la bajeza de su moral llegaron al máximo posible cuando afirmó que, de no eliminarse el PER, los pueblos andaluces se convertirían en reservas de apaches en las que reinarían el dinero, el tabaco y el alcohol. Dijo, también, que de esa Andalucía convertida en reserva no saldrá un universitario. Doscientos treinta mil de ellos han estado matriculados en las universidades andaluzas en el curso que ahora termina. Seguro que todos con bastante más vergüenza que alguien al que es urgente someter a una cura de desintoxicación.

La tarde pasada he asistido en Cuevas Bajas a la presentación de un libro del que es autor Manuel Lara, que en la década de los sesenta emigró a La Bisbal, localidad de Gerona. Como él, lo hicieron miles, cientos de miles de andaluces. Algunos de nuestros pueblos perdieron más de la mitad de la población. Fue una desbandada protagonizada por quienes no sabían lo que encontrarían, pero pensaban que con muy poco mejorarían lo que atrás dejaban. Aunque sólo sea por la evidencia de que el PER aportó a la gente de nuestros pueblos un anclaje con su territorio, está más que justificado el mantenimiento de un sistema en el que la relación entre el importe económico y los beneficios producidos es claramente positiva.

¿Se dan casos de fraude en la aplicación de los programas del PER, que ahora se llama AEPSA? Cierto, y muchos de ellos han sido y siguen siendo descubiertos y sus autores convenientemente sancionados. Pero un uso fraudulento en lo particular no puede deslegitimar la generalidad de un sistema tan necesario para el campo andaluz como lo son en otros ámbitos las ayudas, indemnizaciones y prejubilaciones a las que en su día se acogieron y de las que se siguen beneficiando trabajadores de los astilleros, de la pesca, de la minería, de los sectores automovilístico y textil…

Quien tenga certeza de que se está cometiendo fraude, denúncielo. Y absténgase de insultar a todos los ciudadanos de un pueblo porque, de seguir avanzando tan lamentable espiral, a lo mejor a los andaluces se nos hinchan las pelotas y llega el día en que no aguantemos con tanta prudencia los vómitos de quienes en el descrédito del otro encuentran la mejor manera de justificar la opulencia material que les impide aceptar las carencias y necesidades de los demás. Por eso me importa poco que el tal De Rivero sea declarado persona non grata en Andalucía. Para mí y para todos los andaluces que conocen su mente miserable ya lo es. Lo que sería necesario es explorar las posibilidades legales para, en razón del insulto a todo un pueblo que contienen sus palabras antes referidas, proceder a la rescisión de todos los contratos que las administraciones públicas andaluzas tienen adjudicados a la empresa de la que es presidente tan abyecto personaje. O, al menos, inhabilitar administrativamente a Sacyr Vallehermoso hasta el punto de impedirle concurrir a futuras licitaciones mientras que su consejo de administración esté presidido por alguien que enseña la suciedad de su alma en el tamaño de su palabra.

He procurado cumplir lo que al principio adelanté e intentado evitar la cacofonía para que no abunden en el texto los términos malsonantes.

TRANSPARENCIA

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