BLOGOSFERA

Salvador Pendón Muñoz

Formar y no prohibir


Escucho en la radio del coche que una de las cadenas privadas de televisión está a punto de estrenar una serie de dos capítulos basada en unos hechos reales ocurridos en los Estados Unidos de América y que tiene que ver con el embarazo, deseado y simultáneo, de siete adolescentes en edad escolar.

Se extendía la información radiofónica en otros datos que tenían que ver con las circunstancias del suceso original y con los contenidos de la ficción televisiva, pero no recuerdo bien tales pormenores. Tampoco me interesan, porque más que la intención de la cadena y del programa en sí me ha llamado la atención la protesta que por la emisión formula una entidad, de inspiración católica, que agrupa a asociaciones de padres y madres de alumnos.

No entiendo el gusto por el veto y la prohibición de esta gente. Como si evitar el conocimiento de las cosas significase que no existen. A mí tampoco me gusta, y me consta es un sentimiento compartido con muchos otros, que las televisiones públicas emitan la misa los domingos y fiestas de guardar y, sin embargo, no por ello pido que dejen de hacerlo ni hago público mi malestar, porque entiendo que a muchas otras personas sí que les satisface. Me basta con cambiar de canal o con apagar el aparato de televisión para no verme dañado en mis creencias.

Probablemente esa afición a prohibir esconda las carencias de una parte de la sociedad más dada a medidas de tipo sancionador que preventivo. Y sin probabilidad, sino con la mayor nitidez: es síntoma de que el respeto a la forma de ser y de pensar de los demás no existe para una minoría intransigente que sólo se siente cómoda cuando impone sus códigos a la mayoría.

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