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Despropósitos de un alcalde
Puede parecer imposible caer en un mayor número de despropósitos en tan parco periodo de tiempo en el gobierno como lo está haciendo el PP. Analizar las decisiones tomadas por el gobierno de la nación nos llevan a un esperpento repleto de incumplimientos flagrantes que dibujan un panorama desolador. El PP arrasa con los consensos que de manera tácita nos hemos dado entre todos para que nuestro estado de derecho sea más social y reparta equitativamente las cargas que las vidas menos afortunadas padecen.
Gracias al llamado estado del bienestar la ciudadanía a través de las prestaciones sociales, la sanidad universal sin copagos, el acceso a una educación pública y universal y, en definitiva, la ampliación del abanico de oportunidades ha podido disfrutar de una sociedad más equitativa.
El PP bajo el disfraz de la oportuna crisis y con un sesgo ideológico muy marcado se ha arrogado de funciones que no le ha otorgado el electorado. Puesto que desde una ciénaga de fraudes dirige sus acciones de gobierno haciendo todo lo contrario de lo recogido en su programa electoral.
Los recortes desde las administraciones públicas se argumentan desde la base del excesivo endeudamiento. En Málaga después de casi diecisiete años de gobierno municipal del PP se convierte en una de las ciudades más endeudadas de España, triste récord para nuestra ciudad. Es evidente que la pésima gestión del Alcalde durante estos años es la base de esta deplorable posición en el ranking de ciudades más endeudadas, puesto que todas las responsabilidades de gobierno municipal han caído en el PP. Ahora después de este resultado tan negativo, utilizan su propio fracaso como justificación para castigar a los que menos tienen. Negándole el acceso a derechos sociales, copagos farmacéuticos, restricción de becas, en definitiva aniquilación de la igualdad de oportunidades que nos otorga nuestra carta magna.
Para mayor abundamiento durante estas legislaturas pasadas el Alcalde de Málaga disfrazado de superhéroe municipal hacía oposición a otras administraciones públicas de distinto signo político frente a su incapacidad de solucionar los problemas de la ciudad. Ahora que no puede hacer oposición al gobierno de la nación, calla. Calla misericorde con el Gobierno del PP al que refrenda con su voto en el Senado, puesto que sin él no podrían salir adelante, por ejemplo, los Presupuestos Generales del Estado.
El PP en Málaga vive del silencio y no se pronuncia ante la ineficacia de la reforma laboral que está acrecentando en nuestra ciudad el drama del desempleo masivo. No se pronuncia sobre la inexistencia de nuevos proyectos a largo plazo en los PGE, ni sobre el desmantelamiento de una red de protección social que amortigüe el peso de esta dura crisis, entre otros muchos desastres de la pésima gestión del gobierno del PP. El Alcalde instalado en sus últimas bocanadas de liderazgo en Málaga gasta dinero en el despropósito de adornar balcones de calle Larios o en el inicio de una batalla dialéctica con la Universidad de Málaga para el arreglo de una avenida del campus universitario. Ha roto todos los puentes y la ciudadanía malagueña no va a olvidar Art factura, ni el olvido de los barrios, ni la suciedad de nuestras calles, ni la ausencia de inversión en las playas, ni tantos otros proyectos que se han quedado en papel mojado. Perdido y buscando nuevos espejos donde enfrentarse consigo mismo quiere repetir la estrategia política del pasado para salir indemne de su nefasta gestión.