BLOGOSFERA

Luis Tomás  García

Dolores de "pacto"


Los del Pacto por la Educación.

Venimos repitiendo una y otra vez que la recuperación económica exige abordar transformaciones inaplazables de nuestro modelo productivo en las que juegan un papel determinante la Educación.
Fernández Toxo, líder de las Comisiones, fue invitado no hace mucho a unas jornadas sobre el pacto educativo donde lanzó algunas reflexiones premonitorias. La estrategia en educación, dijo, "sólo se abrirá paso si se establece una estrategia de acuerdo de Estado en materia de empleo y economía sostenible" (Madrid, 16.12.09). Y no podemos decir que vayamos por el buen camino a tenor de los acontecimientos. Tuvimos un mal arranque en la última Conferencia de Presidentes, que fue víctima de la dinámica parlamentaria y de los intereses electorales del PP.

Estos días asistimos desazonados a la frustración de los intentos de pacto económico frente a la crisis, incluso a pesar de los buenos oficios de la Corona. Dos no pactan si uno no quiere, y una forma de negación es intentar dictar la política económica de un país y de un gobierno de todos, democráticamente elegido, desde los planteamientos de la oposición. De todo lo dicho podemos concluir que tenemos un panorama harto complicado para aproximar posiciones en aras de un acuerdo en materia educativa; un acuerdo que lleve a ampliar las bases sociales y políticas sobre las que se sustentan las dos leyes orgánicas que vertebran la Educación en España: la LOE y la LOMLOU, que ya obtuvieron un gran respaldo incluso superior a los de leyes anteriores. Así nos lo demanda la ciudadanía y así lo ha entendido el Gobierno socialista y su Presidente cuando encarga al ministro Gabilondo que se remangue y se emplee a fondo en la tarea. Una tarea que ya emprendimos en 1997 y en 2004 con los resultados que todos conocemos.

Pero del mismo modo que sabemos de la existencia de esta demanda social debemos tener claro también cuál es el objetivo que perseguimos con tal empresa. Y en este punto me voy a permitir poner en duda que exista acuerdo previo en saber hacia dónde vamos o queremos ir, algo que me parece muy necesario a la hora de elegir la ruta apropiada. Hemos admitido algunas premisas de partida: 1º que hace falta querer (voluntad) para llegar al consenso; en segundo lugar, que ello no significa renunciar al diferencia y por último ya de por sí el camino que transitemos es positivo en términos de respuesta social aunque no alcancemos el objetivo deseado. Junto a ello, parecía que todos habíamos dado por sentado que uno de los objetivos del pacto por la educación era otorgar estabilidad al sistema. Pero mira por dónde, este argumento que se corresponde con el sentir mayoritario de nuestra sociedad viene ahora a ser cuestionado por el Partido Popular con una nueva interpretación del relato histórico de la educación. Le hemos escuchado varias veces en las últimas semanas al portavoz del grupo popular en el Congreso, Gómez Trinidad, que en España no ha habido cambios en el modelo educativo y que sólo hemos tenido un sistema: el derivado de la LOGSE, que es la fuente de todas las calamidades. ¿En qué quedamos? Primera larga cambiada. ¿Estamos o no estamos por la estabilidad? Si la estabilidad ahora no es el problema, ¿cual es la finalidad que perseguimos con el pacto educativo?

TRANSPARENCIA

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