BLOGOSFERA

Enrique Benítez Palma

La familia es lo primero


El PP ha sido un partido político que siempre ha dicho que defiende a la familia. Eso sí, a la familia clásica, a esa familia de toda la vida, de anuncio televisivo, de un hombre y una mujer con hijos –si es la parejita, pues mucho mejor-, felices, con empleo estable y bien remunerado y alguna herencia que les permita vivir muy bien, disfrutar de un buen viaje en las vacaciones, pagar un colegio concertado, tener un gran coche para papá y uno un poco más modesto para mamá, y todas esas comodidades que, en estos momentos, apenas disfruta el 10% de la población española.

El PP dice que defiende a la familia pero aprueba una reforma laboral que entrega todo el poder de la negociación a las empresas –especialmente a las grandes y muy grandes- y destroza el precario equilibrio del mercado laboral español, condenando a quienes necesiten un empleo a emigrar al extranjero, a separarse de sus familias a miles de jóvenes y menos jóvenes, a condenar el futuro de millones de personas por el sacrosanto dogma del déficit y de la deuda, a aceptar trabajos infames a cambio de salarios ridículos que no hacen sino ahondar en la destrucción del modelo familiar que con la boca más que pequeña dice defender el PP.

El PP defiende la familia apostando por una hoja de ruta económica que todas las ONGs españolas, sin distinción de carácter político o religioso, han denunciado por sus perversos efectos sobre las familias y sobre los más vulnerables, sobre los jóvenes, sobre los niños. Vuelve a España la pobreza, la malnutrición, vuelven a España enfermedades ya desterradas pero el PP sonríe porque está protegiendo a la familia, de la mano de la Iglesia Católica, tan silenciosa, tan complaciente, ajena ahora a las calles y a las pancartas, y entre ellos se felicitan de su cómplice culpabilidad en el deterioro masivo de la vida de miles de familias que han comprobado la proximidad del infierno divino de la mano de los máximos dirigentes de tan poderosas instituciones.

El PP defiende a las familias y para celebrarlo decide asesinar la Ley de Dependencia, dejarla sin dinero público, para que todo vuelva a ser como antes, que cada palo aguante su vela, que cada cual vele por los suyos, sus familias con su abundante dinero, que les permitirá contratar a los otros, siempre hay otros a los que contratar, cada vez más barato, y los demás con el sudor de su frente, con el dolor de sus espaldas y sus huesos ya doloridos, con el sacrificio eterno, con el amor verdadero que a veces sólo existe en la pobreza, como nos enseñaron de pequeños.

El PP defiende a las familias, sí, muy especialmente a sus propias familias, bien alimentadas con esos gastos de representación tan mullidos y tan nutritivos. Y mientras tanto, millones de familias se desangran y se aferran a lo que pueden para no caer en el sumidero de la gran vergüenza en que se ha convertido este país tan protector de la familia. La familia es la familia.

TRANSPARENCIA

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