Día Internacional de la Igualdad Salarial entre hombres y mujeres

Hoy es el Día Internacional de la Igualdad Salarial entre Hombres y Mujeres. La fecha no está elegida al azar ni es banal. Una mujer debe trabajar hasta el 22 de febrero para obtener los mismos ingresos que un hombre a 31 de diciembre. Una desigualdad, una injusticia que no nos puede pasar desapercibida. La incorporación al mercado laboral de las mujeres está lastrada por una serie de estereotipos y dificultades que hacen que se encuentre en la mayoría de los casos en inferioridad de condiciones frente a nuestros compañeros varones.

El año pasado el Parlamento Andaluz aprobó una declaración institucional promovida, desde el 2007, por la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres y presentada por la parlamentaria andaluza Verónica Pérez Fernández en la que se apoyaba la declaración del 22 de febrero como Día Internacional de la Igualdad Salarial. Como siempre pioneros en Andalucía en lo que a políticas de Igualdad se refiere: fue la primera Declaración en España en la que nos hacíamos eco de la resolución aprobada el 3 de septiembre de 2008 en el Parlamento Europeo sobre la igualdad de mujeres y hombres que así lo pedía.

Este año, UGT ha publicado un informe en el que plantea que la negociación colectiva debe reforzar la lucha contra esa discriminación retributiva y aboga por establecer modificaciones legales para lograr una regulación más efectiva. Entre otras propuestas, propone que en los convenios colectivos se incluyan cláusulas para regular la igualdad retributiva, con la adopción de medidas para detectar y corregir las posibles diferencias o desigualdades salariales.

Pero, hay una cuestión que me duele más profundamente si cabe y cuya injusticia entiendo que raya la inmoralidad de manera más flagrante y es que las diferencias salariales entre hombres y mujeres tienen un impacto importante en los ingresos de por vida y en las pensiones de las mujeres, ya que tener un salario más bajo significa disponer de una pensión más baja, y esto genera un mayor riesgo de pobreza para mujeres mayores.