La Secretaria de Organización del PSOE explica en qué consiste la economía sostenible.


Ha llegado la hora de un nuevo orden económico y social, de un modelo más justo y mucho más eficaz. Un modelo que haga un reparto equitativo de la riqueza que generamos entre todos.


Se han publicado muchas líneas sobre la crisis económica internacional. Pero si hay alguna certeza es que ningún organismo fue capaz de prever la complejidad y el alcance de las dificultades. Una crisis de la que hablamos tanto que corremos el riesgo de olvidar que detrás de cada cifra, de cada previsión, hay siempre historias con nombres y apellidos. Si hace un año y medio alguien nos hubiera dicho que iban a caer los 'símbolos del modelo neoliberal económico', seguramente habríamos pensado que quien nos lo decía había perdido el juicio, pero así ha sido.

Los acontecimientos avanzan con una rapidez vertiginosa, la realidad no espera a nadie y exige de todos nosotros que sepamos estar a la altura de las circunstancias, adaptando nuestras políticas a las necesidades de cada momento, lo que deberían llamar reacción, capacidad de afrontar un momento difícil. De nuestras acciones de hoy dependerá la España de mañana. Afrontamos una crisis profunda, pero de cada reto debemos saber traducir una oportunidad: construir las bases de nuestro modelo de crecimiento, un modelo que no hipoteque el futuro.

Durante años debatimos sobre el modelo económico que ha sustentado nuestro crecimiento en los últimos tiempos. Hablábamos de la burbuja especulativa que hoy se ha convertido en 'la especificidad de la crisis en España'. Pero nunca imaginamos las terribles consecuencias que podría tener si de pronto ese entramado económico y financiero se colapsara, tal y como ha ocurrido. Consecuencias que sufren las familias españolas, que hacen frente al día a día con la esperanza de encontrar un trabajo o de mantener el que tienen. Consecuencias que significan hojas y hojas de aritmética empresarial para mantener abierto un mes más el negocio de las pymes. Consecuencias que suponen enfrentarse a la incertidumbre como constante vital.

Esas dificultades son el origen de cada medida aprobada por el Gobierno: el PlanE, la línea de crédito ICO-Pymes, el Fondo de Inversión local, el desarrollo de la Ley de la Dependencia o ayudas extraordinarias, como los 420 euros para las personas que agotaron su prestación por desempleo. Que desde 2004 se dedique en cada Presupuesto General el 50% a gasto social, incluido el proyecto de 2010, significa no dejar a nadie abandonado a su suerte. Un esfuerzo que requiere de la solidaridad de todos. El Gobierno plantea un incremento moderado y temporal del IVA y gravar más las rentas del capital, para seguir ayudando a los que peor lo están pasando. Un pequeño esfuerzo para un fin mayor, el destino de este aliento colectivo. El resultado en nuestro día a día será que, por ejemplo, un menú del día de 10 euros costará 10 céntimos más y una televisión de 500 euros costará 10 más. Pero para el futuro, supondrá haber salido de esta crisis sin que quiebre la cohesión social.

Generaciones de este país, anteriores a la mía, hicieron frente a dificultades mayores que las actuales, construyeron un país para sus hijos y nietos en el que mereciese la pena vivir. Alcanzaron conquistas entonces impensables. Hoy está en nuestras manos que podamos mirar hacia atrás dentro de 30 años y digamos que aprendimos la lección; y que aquello que nos convirtió en un país débil por jugar todo al mismo número, al ladrillo, ahora ha cambiado radicalmente. Que hemos construido un país más sostenible económica, social y medioambientalmente.

Es el tiempo de consolidar las bases de la nueva economía sostenible, que no es tan nueva, pero de la que hace tan sólo un año muchos intentaban convencernos de que era una utopía. Quizás fuera porque esos mismos, que nunca quisieron apoyar un modelo de crecimiento más justo, eran los que durante mucho tiempo nos dijeron que el Estado y la política no debían meterse en la economía, que debía ser libre y autorregularse. Los mismos que, cuando sus grandes negocios se han venido abajo, han pedido que los gobiernos intervengan más que nunca, porque la 'libertad' así ya no les sirve.

Ha llegado la hora de un nuevo orden económico y social, de un modelo más justo y mucho más eficaz. Un modelo que haga un reparto equitativo de la riqueza que generamos entre todos y no entre unos pocos, a costa del bienestar de la mayoría. Una economía que cree puestos de trabajo más estables y que respete nuestro entorno. Un modelo que no deje al margen a aquellos países que viven permanentemente en crisis. Una economía sostenible que, hoy sabemos, es posible y necesaria.


TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos