BLOGOSFERA

Salvador Pendón Muñoz

No lo entiendo


Empiezo por reconocer que aunque hasta el momento presente de su trayectoria profesional ha tenido, a mi entender, la media de aciertos y de errores que, sentencia arriba, auto abajo, pueda tener cualquier otro juez, nunca he sentido admiración por Baltasar Garzón y me ha parecido que su imagen pública ha proyectado un componente de exhibicionismo que no considero apropiado en quien tiene la competencia de pronunciarse, en una decisión que admite recursos y que por tanto no es definitiva cuando la emite en primera instancia, sobre asuntos que, en cualquier caso, afectan a la condición del individuo, a su consideración colectiva y a la salud, por tanto, de la sociedad.

Con relación al comportamiento profesional de Garzón, me parece impúdica la actitud mantenida por el Partido Popular, que dio como consecuencia el aplauso entusiasta y el aliento incondicional mientras que de sus actos y decisiones se derivaron problemas y perjuicios para el Partido Socialista Obrero Español y que ha dado lugar al cuestionamiento, la recusación y el continuado linchamiento verbal cuando ha tenido que ver en asuntos que, una vez investigados, pueden dar como resultado el encauzamiento de algunos significados responsables del más conservador de los partidos de la derecha política europea.

No me resulta simpática la figura de Garzón, repito. Pero bastante menos simpáticos y más repudiables me parecen quienes, sin creer en la democracia, se valen de la misma para actuar judicialmente contra el juez por una de las decisiones suyas que más acertada considero. Quienes son herederos de aquellos que fueron honrados como mártires por su pertenencia al bando ganador se querellaron contra el juez de la Audiencia Nacional por entender como delito la determinación de éste de investigar los crímenes de los que fueron objeto quienes perdieron la Guerra Civil.

No tengo conocimientos específicos para evaluar lo ajustado a Ley de la decisión del Supremo, pero aún así supongo que tan alto tribunal nunca actúa a la ligera y si lo hace de una manera determinada es con respeto absoluto a la legalidad. No está en mi ánimo cuestionar el pronunciamiento de la última instancia judicial ordinaria española, pero sí mostrar la zozobra que produce observar que el resultado de una decisión irreprochablemente democrática cual es investigar comportamientos criminales que nunca antes fueron ni investigados ni juzgados da como consecuencia para Garzón el enjuiciamiento y la suspensión cautelar de la función judicial.

Mi escasa simpatía hacia su persona no me impide valorar positivamente la evidencia de los servicios que Baltasar Garzón, con más o menos fortuna, con más o menos afán de protagonismo, pero siempre con valentía y determinación plausibles ha venido prestando a la democracia española. La misma que, desde el momento en que empezó a vislumbrarse, fue perseguida y ultrajada por quienes con la causa en la que se ve inmerso el juez han satisfecho, probablemente, algunas de las bajas aspiraciones que la voluntad mayoritaria del pueblo español les ha impedido alcanzar hasta ahora

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos