BLOGOSFERA

Rosa del Mar Rodríguez Vela

Día Mundial del Refugiado


A nadie se les escapa el buen momento por el que la economía española está pasando, sin ir más lejos, el F.M.I. nada sospechoso de ser militante socialista nos da un crecimiento para 2025 de un 2,6% frente al 0,9% que se espera para la zona euro. La velocidad de nuestra economía superará a la de Alemania (estancada en el 0,0%), Francia (+0,6%) o Italia (+0,7%). Diversos factores han contribuido a este desempeño positivo, entre los que destacan la recuperación del consumo de los hogares, la gran apuesta por las energías renovables, el dinamismo del turismo y la fuerte llegada de inmigrantes.

Es en esto último en lo que quiero centrarme, no podemos entender el crecimiento económico sin la llegada de inmigrantes, llegada que ha permitido cubrir vacantes en sectores clave y ha compensado la disminución de la población autóctona debido al envejecimiento.

Es un hecho que las personas de origen extranjero se han convertido en el gran sustento del mercado laboral español, y los datos apuntan a que irá a más en los próximos años. Lo que ya está claro es que sin ellos, la Seguridad Social no podría presumir de los récords de ocupación que ha registrado en los últimos meses.

España cuenta en este momento con 3 millones de trabajadores extranjeros. En el último año, el número de extranjeros que cotizan ha crecido en casi 200 mil personas, y el 40% de los nuevos empleos que se crean los ocupan ellos, los y las que vienen de fuera.

Una de estas personas que vino a sumar, a enriquecer nuestro país, nuestra ciudad era el senegalés Abdou, cuyo abrazo entre lágrimas con Luna Reyes, trabajadora de Cruz Roja en la playa del Tarajal dio la vuelta al mundo y nos emocionó a todos/as en aquel mayo de 2021. Con esas lágrimas le pusimos rostro al enorme sufrimiento de muchas personas que huyen de la miseria y de una muerte segura; Abdou, era huérfano y en aquella travesía de mayo del 21 perdió a su hermano, cuando ya no te queda nada que perder y tú vida ya no vale nada no te importa arriesgarla… Cuando fue expulsado a Marruecos formó una familia y tuvo claro que quería un futuro para su hija, malo o bueno pero al menos futuro y volvió a entrar en España, la casualidad lo trajo a Málaga donde llevaba 8 meses trabajando como albañil sin contrato, sin derechos, sí albañil, esa profesión en la que no se encuentran apenas trabajadores y con la que proporcionaba riqueza a nuestra ciudad. Abdou vivía en un piso junto con otros 8 senegaleses más en una vida sumida en la austeridad con el único objetivo de  mandar dinero a su mujer y a su hija para que tuvieran una vida medianamente digna. Como hay que tener suerte para nacer y hasta para morir, Abdou hace unas semanas se sintió mal y acabó falleciendo antes de poder hacer realidad su sueño de poder reagrupar a su familia en nuestra ciudad.

La vida es cruel, demasiado cruel a veces y no podemos olvidarnos que son seres humanos que solo quieren tener derecho a tener derechos y que solo piden una oportunidad para poder vivir, tan solo eso. Metámonos la mano en el pecho, todos/as tenemos un padre, un abuelo/a, un familiar que ha tenido que irse fuera de España huyendo de la pobreza y de la miseria, Francia, Holanda, Alemania, Argentina, Venezuela… todos esos países acogieron a pueblos enteros que se ganaban el pan honradamente para mantener aquí a sus familias. No somos diferentes, lo que ellos son hoy lo éramos hace poco, muy poco, nosotros.

Por todo ello es necesario combatir el auge de los discursos de odio que con tanto éxito expande la ultraderecha creando un caldo de cultivo para conflictos sociales donde no debería haberlos. Y la mejor manera de hacerlo son y han sido siempre las políticas socialistas relacionadas con la migración, una acción exterior dirigida a las personas y que afronta este desafío como una oportunidad y que implica tomar decisiones valientes basadas en la legitimidad, la justicia, la eficacia y los derechos humanos, porque el porvenir de España está en juego, tanto como potencia demográfica como económica.

Nuestra obligación moral y humana es alanzar una España digna y solidaria, aunque las políticas migratorias de la Unión Europea de hoy en día no están a la altura ya que se fundamentan en un tratamiento predominantemente de naturaleza represiva y no civil y administrativo con un enfoque de derechos fundamentales, provocando un endurecimiento de las condiciones de entrada de estas personas a la unión Europea.

Si a esto le sumamos el desmantelamiento de la política de integración del Gobierno Popular de Rajoy, la situación es más complicada aún, por eso es más necesaria que nunca realizar una política migratoria socialista que respete los derechos humanos atendiendo a la seguridad jurídica de las fronteras, que flexibilice las vías de inmigración legal y que tenga la integración como objetivo, todo ello sin olvidar una política de cooperación y desarrollo en los países de origen de los flujos migratorios.

Por nuestra solidaridad como pueblo español, la dignidad de las personas que vienen a nuestro país y nuestra prosperidad futura necesitamos que España siga siendo una luz de humanidad y pragmatismo en Europa que demuestre que es posible gestionar la migración de manera eficiente sin sacrificar los derechos humanos.

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos