BLOGOSFERA

David Márquez García

Orgullo


El 28 de junio no es solo una fecha en el calendario, es una declaración de principios. Es la conmemoración de una lucha que nació en las calles de Stonewall, que se extendió por el mundo y que hoy sigue viva. Y salimos a las calles para reivindicar con orgullo lo que somos y lo que defendemos. Porque el Orgullo LGTBI, pese a lo que intenta dibujar la derecha, no es una fiesta vacía: es una afirmación de nuestra identidad como colectivo, de lo que nos ha costado llegar hasta aquí, y una llamada a seguir luchando y avanzando.

Además, este año celebramos el 20 aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario en España. Un hito que nos colocó a la vanguardia mundial en derechos civiles y que fue posible gracias a un Gobierno socialista, el de José Luis Rodríguez Zapatero, con la fuerza de Pedro Zerorlo, y la lucha también de la compañera diputada en el Congreso Carmen Montón, que hicieron ley, lo que era una demanda colectiva y social. Lo hicieron a pesar de la oposición brutal del Partido Popular de la mano de los obispos capitaneados por el infame cardenal Rouco Varela. Cuando comparaban el matrimonio igualitario con la zoofilia, la pederastia o afirmaban que la ley era el fin de la familia. 

Pobres retrógrados que han pasado a la historia de la vergüenza. Pero la lucha ni mucho menos está terminada, y los logros nunca son definitivos. Lo conquistado hay que defenderlo. Porque siempre saldrán como si de hongos se tratara, nuevos reaccionarios. Al trabajo en contra que hizo el PP en 2005, ahora se suma una nueva “cosa”, VOX. Esta misma semana hemos tenido que tragarnos el discurso de odio y homófobo de la portavoz de ese partido en el Ayuntamiento de Madrid, que ha vomitado bazofia. El problema no es el mal rato de escucharla dentro de las instituciones que deberían protegernos, sino que sus ataques dan alas a aquellos que nos insultan o agreden.  

Pero para estos de la derecha y derecha extrema, tengo una mala noticia: Os hemos vencido, ganado y derrotado. No os compra vuestro discurso nadie. Ni siquiera vuestros familiares o si tenéis a alguien a quien llamar amigo. Porque ellos seguro que son felices participando de la vida de sus hijos, hermanos, primos o allegados independientemente de que sean lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales o Q+.

Por eso también nos toca celebrar. Y gracias a aquella ley, mi marido Jon y yo pudimos casarnos. Gracias a aquel paso histórico, somos una familia junto a nuestro hijo Adam, viviendo una vida que, décadas atrás, habría sido impensable. No solo se trata del derecho a casarse; se trata del derecho a ser ciudadanos de primera, de tener nuestro lugar en la sociedad sin pedir perdón.

Orgullo es ser quien eres. Orgullo es luchar por quienes aún no pueden. Orgullo es mirar a tu hijo y saber que crecerá en un país donde su familia es tan digna como cualquier otra. Orgullo es recordar que lo personal es político, y que cada derecho conquistado se defiende con unidad, con memoria y con esperanza.

Hoy, más que nunca, gritemos bien alto: ¡Orgullo!

 

David Márquez García
Secretario de Políticas LGTBI del PSOE de la Provincia de Málaga

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