BLOGOSFERA

José Andrés Torres Mora

11/11/11


Cuenta Borges en La lotería en Babilonia la historia de una sociedad tan fascinada por el azar que termina entregándole su destino a la lotería. Empiezan con una lotería tradicional, en la que los ganadores reciben un premio en metálico, y el resto sólo pierde el dinero que les costó la papeleta.

Enseguida descubren que esa modalidad sólo pone en juego un rasgo moral de los seres humanos, la esperanza. Entonces, para poner en juego otras características, como el temor, establecen premios negativos, y deciden sortear días de cárcel para los poseedores de ciertos números. Con la idea de sortear días de cárcel descubren que puede haber premios no pecuniarios, de modo que el premio del boleto afortunado consista, por ejemplo, en poder vengarte de alguien a quien odias, o encumbrar a alguien a quien amas. Al final del bellísimo cuento de Borges algunos lectores entienden que la historia que nos cuenta es una metáfora de nuestra vida y de nuestra sociedad; y otros, quizá los más acertados, creen comprender que ellos mismos son uno de aquellos babilonios, perdidos en el tiempo.

Lo cierto es que la vida está llena de azares. Hace unos días fui a Nerja con José Carlos Durán, el secretario general de la Juventudes Socialistas de Málaga. Estuvimos repartiendo información a la entrada de un colegio sobre las propuestas en política educativa que defendemos los socialistas. Luego nos fuimos a tomar un café con los compañeros; y mientras desayunábamos en una cafetería cercana al colegio, al lado de jóvenes padres y madres de alumnos, un vendedor de lotería terminó convenciéndonos de que compráramos un número para el próximo sorteo del día once. Bromeamos, como siempre que se compra lotería, con cómo nos cambiaría la vida ganar once millones de euros.

Tranquilidad. No hay peligro. La probabilidad de que nos toque el número es de una entre quince millones. Quizá por esa razón yo no conozco a nadie a quien la lotería le haya resuelto la vida completamente. Sé de gente a quien le tocó lo suficiente como para comprarse una casa, pero no conozco a nadie a quien le tocara suficiente como para no tener que preocuparse ya nunca más de las contingencias de la vida que se pueden resolver con dinero. Por el contrario sí conozco a bastantes personas a las que, como en el cuento de Jorge Luis Borges, les ha tocado la lotería negativa de la vida. Una enfermedad, un accidente, un despido laboral, pueden arruinarte la vida por mucho tiempo o incluso para siempre.

De hecho la lotería negativa de la vida es una lotería que toca con mucha más frecuencia que la que te hace rico de una tacada. La Seguridad Social reconoce setenta mil pensiones de invalidez permanente cada año. Cada una de esas personas ha sido rescatada del azar terrible de la vida por un sistema de protección social puesto en marcha por políticos que supieron ver, en contra de la opinión de otros políticos, que la lotería negativa de la vida tiene más «premiados» que la lotería de Navidad.

Se acusa al presidente Rodríguez Zapatero de no haber podido evitar desde nuestro país que el juego capitalista que rige el mundo terminara en una crisis de terribles consecuencias; sin embargo, y honrando la memoria de su estirpe ideológica, sí ha sabido garantizar las prestaciones por desempleo a millones de parados, la asistencia sanitaria y las pensiones de los padres de esos parados, ha sostenido la enseñanza pública y multiplicado las becas para que la mala fortuna del que perdió su empleo no condicione para siempre la vida de sus hijos.

Les deseo suerte a todos los que llevan lotería para el día once. Sin embargo, nos deseo más suerte aún a todos los españoles y españolas en las elecciones del próximo día 20, porque ahí nos jugamos la protección frente a esas contingencias de la vida que, tarde o temprano, siempre tocan, aunque no hayamos comprado ninguna papeleta.

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos