BLOGOSFERA

Enrique Benítez Palma

Ánimo, Wert!



Los aficionados a la lectura recordamos con especial cariño la publicación, en los años ochenta y noventa, de los libros de Tom Sharpe y su imperecedero personaje Wilt. La editorial Anagrama acertó poniendo a disposición del público español aquellos libros sarcásticos, aquella saga protagonizada por un representante inolvidable del imperio británico, el profesor Wilt, sepultado en un oscuro centro educativo de provincias, profesor de artes por supervivencia, vivo retrato de la hipocresía y de las constricciones mal llevadas por la aparentemente ejemplar clase media inglesa.

Tom Sharpe, en sus celebrados y aclamados libros, no dejó títere con cabeza. Fue uno de los pioneros en denunciar el statu quo que afectaba al ámbito académico británico, todo excelencia, y desde el fino humor británico y la contrastada ironía anglosajona, desdibujó con humor las prácticas soterradas que afectaban al sistema: desde el llamado turismo académico -consistente en presentar ponencias absurdas a congresos paradisíacos sin más objetivo que engordar el currículum- hasta la bien conocida afición de los ingleses de alto rango por las prácticas sexuales imaginativas. Un tópico que circula por todas las comedias inglesas que se precien.

La reforma universitaria propuesta por nuestro ministro Wert, José Ignacio Wert, tiene una cierta reminiscencia de los loibros de Wilt. Sobre todo en su concepción y opinión de la Universidad española, a la que Wert menosprecia y casi desprecia. Quizás porque él mismo nunca ha pertenecido a ella. Es inconcebible que un Gobierno tire piedras sobre su propio tejado como lo está haciendo el Gobierno de Rajoy con su principal fábrica de conocimiento. Y es inadmisible e intolerable que en su argumentario reformista -eufemismo propio del mismísimo Sharpe- el Ministro de Educación alimente los peores tópicos y lugares comunes sobre una institución que ha contribuido decisivamente al progreso de este país y de todas sus Comunidades Autónomas y provincias.

Para Wert, toda la universidad pública española es mala, sin paliativos ni contemplaciones. Sobran alumnos, sobran titulaciones y, aunque aún no lo ha dicho, en su lamentable Real decreto Ley se dice que el Gobierno determinará los "requisitos para garantizar el mantenimiento, en su caso, de estos centros y estructuras". Es decir, que planea el cierre de universidades públicas.

Es la primera vez que escucho a un Ministro de educación hablar de cerrar universidades, de reducir el alumnado, de despedir a profesores y de cercenar la creación de conocimiento. Es la primera vez que unos Presupuestos que dicen que nos quieren sacar de la crisis recortan la inversión en Investigación + desarrollo y apuestan por la precarización de quienes han entregado su vida a la ciencia y a la investigación. Vivir para ver. Pero cosas peores nos esperan.

Los aficionados a la literatura sarcástica están de enhorabuena. Quienes echen de menos a Tom Sharpe, sólo tienen que acudir a los argumentarios y a las intervenciones públicas del Ministro de Educación. A falta de Wilt, tenemos a Wert.

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