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El señuelo de Rajoy a Merkel
Mariano Rajoy gobierna mediante señales de humo a las autoridades europeas. Poco o nada importa que las medidas que el Consejo de Ministros del PP aprueba cada viernes o los documentos que se mandan a las autoridades europeas vayan a tener los efectos que se pretenden por parte del Gobierno en cuanto a la rebaja del déficit público. Más bien en lo relativo al recorte de derechos, futura privatización de servicios y reducción de la democracia local serán todo un éxito. La cuestión es emitir señales a Europa.
Es el caso de la supresión de las entidades locales autónomas (ELA), dependientes de ayuntamientos mayores. En Andalucía tenemos 48 entidades con una población que supera los 60.000 habitantes. El Gobierno de Rajoy ha informado a Europa de que uno de los objetivos de la nueva ley local será reducir la estructura municipal, una verdadera contrarreforma por decreto de la vocaceón municipalista y descentralizadora de la Constitución de 1978. El argumento es la austeridad, si bien los datos objetivos desmienten las razones que esgrime el Gobierno. Rajoy propone eliminar las ELA mientras que sostiene que los pequeños ayuntamientos podrán mantenerse si se fusionan o unen a otros. La realidad es que la media de habitantes de nuestras entidades es de mil, muy superior a muchos municipios andaluces y españoles. En nuestro país tenemos 4.944 municipios con menos de mil habitantes. Si el Gobierno plantea eliminar las ELA es porque también pretende eliminar casi 5.000 municipios españoles o porque usa a las entidades locales -es decir, a sus miles y miles de habitantes- como chivo expiatorio ante Angela Merkel. Los dirigentes locales del PP se han desgañitado en desmentir que se vayan a suprimir municipios pero han mantenido un silencio sepulcral sobre las entidades locales. Ambas estructuras municipales son necesarias.
La razón de borrar del mapa municipal a las ELA es económica, según el PP. Representaría un ahorro. Pero no es cierto que las entidades menores hayan generado el déficit de la administración local pues la mayoría de ellas no tienen deudas; es falso que los entes locales pequeños sean los culpables de la deuda, del déficit o de los problemas económicos del país. Debemos recordar que la deuda de los ayuntamientos asciende a 28.000 millones de euros sobre un total de 800.000 millones del conjunto de las administraciones. Esa deuda municipal tiene nombres y apellidos, ya que son los ayuntamientos de Madrid (8.500 millones), Valencia o Málaga, los grandes deudores. Las entidades autónomas se financian del presupuesto del ayuntamiento matriz al que pertenecen. El Gobierno de España no ingresa ninguna financiación a las ELA directamente. ¿Dónde está el recorte económico? No existe, el verdadero recorte será dejar sin servicios básicos a estos núcleos de población. Eliminar las entidades locales autónomas no representa ahorro ni reducción del déficit, significa recortar la democracia local y convertir en ciudadanos de segunda a más de 60.000 andaluces y andaluzas.
Detrás de esta medida el PP esconde una estrategia de concentración del poder y centralización de la gestión de los servicios públicos, antesala para una privatización con argumentos falaces sobre el coste y la titularidad de éstos. Rajoy quiere que las diputaciones se conviertan en centros de poder municipal porque ahora gobierna la mayoría de ellas. Desde las elecciones municipales los gobiernos provinciales del PP han modificado el modelo de gestión en las diputaciones, pasando de la concertación de inversiones que garantizada la igualdad entre municipios a un modelo fundamentado en la arbitrariedad y el sectarismo político, en contra del espíritu de la Ley de Autonomía Local de Andalucía. La decisión sobre las ELA y los municipios es un paso más hacia la intervención real de los pequeños pueblos, a la que se suma la reducción de concejales y concejalas, cifrada en un 30%, según los anuncios del Gobierno. En suma, tendremos menos y peor democracia local, pese a que el desarrollo de nuestros ayuntamientos ha permitido que en Andalucía no haya desaparecido ningún municipio en la etapa democrática y se haya garantizado una cartera básica de servicios públicos a sus habitantes, supurando la brecha litoral-interior en una política de igualdad de oportunidades impulsada por los gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía y por centenares de alcaldes y alcaldesas socialistas, y los gobiernos provinciales socialistas.
La centralización de servicios públicos al eliminar las entidades locales conlleva el fin de las políticas de proximidad, participación y corresponsabilidad exigidas por la ciudadanía, sobre todo para los núcleos de población más alejados de los consistorios matriz. Pongamos un ejemplo. Los habitantes de Montecorto, entidad local autónoma en la Serranía de Ronda, en Málaga, tendrán que acudir a Ronda a realizar los trámites administrativos presenciales, dejarán de elegir a sus representantes, perderán autonomía en la toma de decisiones y podrían quedar arrinconados con gobiernos locales insensibles a la realidad de estos núcleos con una merma sustancial de los servicios que reciben (limpieza, arreglos, recogida de residuos, infraestructuras ).
A los socialistas andaluces nos preocupa la eliminación de las entidades locales desde el punto de vista de los servicios que benefician y pagan con sus impuestos sus habitantes, pero no es menor la preocupación en cuanto al significado y calado político de la decisión. Que desaparezcan entidades locales o ayuntamientos es un ataque a la identidad y comunidad de nuestros territorios. Las estructuras administrativas garantizan el sentido de pertenencia de la ciudadanía a un pueblo y son la cobertura del autogobierno mediante la participación, la toma de decisiones y la elección de representantes. Sin instituciones y sin representantes, los habitantes de las ELA perderán los derechos de ciudadanía.
Mariano Rajoy y el PP quieren desmontar nuestro modelo territorial, administrativo y de convivencia, sin consenso político ni ciudadano. El mandato de las urnas no es un cheque en blanco cuando se traicionan en el Gobierno las palabras lanzadas en la oposición y se hace lo contrario de lo que se dijo. Rajoy manda señales a Merkel pero más bien son señuelos con mayúsculas consecuencias para nuestros pueblos y ciudades.