BLOGOSFERA

Lo que le dije al taxista
Lo bueno de ser amigo de Daniel Innerarity, uno de nuestros mejores filósofos, es que disfrutas dos veces de sus libros, cuando los lees y cuando los conversas. Lo mismo pasa con las tortillas de patatas de su casa, las disfrutas cuando las comes, pero también mientras pelas las patatas. Hay mucha inteligencia en una tortilla de patatas, y más en la casa de Daniel y Teresa.
Y de inteligencia es de lo que trata su último libro, titulado La democracia del conocimiento, y que lleva como subtítulo Por una sociedad inteligente. Al inicio, Innerarity dice: «Los principales problemas de una democracia la solución que demos a la crisis económica, por ejemplo- son menos problemas de voluntad política que fallos cognoscitivos que hemos de resolver con un mejor conocimiento de las complejas realidades que gobernamos y con unos instrumentos de gobierno cuya calidad es manifiestamente mejorable».
No hace mucho tuve un debate en el Congreso con el ministro Wert a raíz de la subida del IVA cultural. En aquel debate utilicé el informe de una prestigiosa consultora sobre los efectos perversos de la subida del IVA. El ministro, no sin razón, me reprochó que usara solo ese informe. Por desgracia yo no tenía otro, pero él tampoco, y eso es trágico.
Dice Daniel Innerarity que debemos ser más listos que los problemas. Eso obliga a la política a cambiar su disposición hacia el conocimiento, es decir, a tratar de comprender antes de regular. De lo contrario, unos u otros, da igual, seguiremos gobernando y legislando empachados de ideología y ayunos de información. Claro, que el conocimiento es caro.
Hace unos días, mientras iba al aeropuerto, la radio del taxi hablaba de que el coste de la casta política doblaba las maltrechas espaldas de la economía del país. El taxista, sabedor de que llevaba a un diputado, no dijo nada. Así que le pregunté: «¿sabe usted cuál es el presupuesto del Congreso?, a lo que respondió «no, pero mucho». Como el taxista no se podía ir, decidí vengarme de sus aficiones radiofónicas: «son 87 millones anuales. El presupuesto de la Asamblea Nacional Francesa es de 534 millones, tenemos el 70% de su población y de su PIB, y el 16% de su presupuesto en democracia. El presupuesto del Bundestag alemán es de 682 millones de euros, tenemos el 60% de su población, el 40% de su PIB, y el 13% de su presupuesto en democracia. Solo con que baje 200 puntos la prima de riesgo, es decir, con que se ponga como estaba el día que llegó Rajoy al gobierno, nos ahorraríamos 12 mil millones de euros en un año, que es lo que nos tiene doblados». Para rematar, le pregunté al infortunado taxista: «¿sabe cuál es el presupuesto anual del Real Madrid?». El hombre me dijo: «no, pero más que el del Congreso». «En efecto, son 488 millones, el del Barcelona 461, 92 millones el del Villarreal. Es natural que tengamos la liga con más talentos del mundo». El tertuliano de la radio hizo como que no escuchaba, y siguió a lo suyo, y el taxista también.