BLOGOSFERA

La educación como negocio
En octubre tuve la oportunidad de mantener una reunión de trabajo con el profesorado de un centro escolar público de Málaga. Tomé cinco folios de notas, y me llamó especialmente la atención el carácter vocacional de la profesión docente algo que ya sabía por mi propia familia- y también el profundo sentido de la responsabilidad de quienes educan y enseñan a nuestros hijos.
En estos momentos, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE, o Ley Wert) sigue su andadura. Es una ley elaborada sin consenso ni diálogo, y que persigue fundamentalmente dos objetivos: hacer de la Educación con mayúscula una mera herramienta al servicio del mercado de trabajo (es decir, transformar la Educación en formación para el empleo) y, sobre todo, desacreditar el sistema educativo público para que se convierta en un lucrativo negocio privado. Exactamente lo que se ha hecho en la Comunidad de Madrid con la sanidad pública, el mismo esquema, la misma estrategia.
Las cifras están ahí, no pueden engañar a nadie. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, cada año España destina a Educación más de 60.000 millones de euros, diez billones de las antiguas pesetas. La mayor parte sale de los presupuestos públicos, pero más de 13.000 millones salen de los bolsillos de las familias (Encuesta de gasto educativo de los hogares). Y gracias a este dinero, el sector de la enseñanza privada ya logra pingües beneficios en España: nada menos que 675 millones de euros en el pasado curso escolar (110.000 millones de pesetas), casi el 70% en la enseñanza no universitaria.
Desde el PSOE defendemos la educación pública y la igualdad de oportunidades. Volver a la segregación por niveles de renta de las familias supone un paso atrás inadmisible. Y desmantelar la educación pública para promocionar la enseñanza privada es un camino que este país lamentará recorrer. Martha Nussbaum, ganadora del Premio Príncipe de Asturias de Humanidades en 2012, escribió un magnífico libro (Sin fines de lucro) sobre el suicidio del alma que supone sacrificar la Educación a la economía. ¿Habrá leído Wert a Nussbaum? Todos intuimos la respuesta.