BLOGOSFERA

El cordero que quita los pecados
El pasado martes me reuní en el Congreso, en compañía de la portavoz del Grupo Socialista, Soraya Rodríguez y del diputado Juan Luís Gordo, con una asociación profesional de periodistas. En su agenda traían varios asuntos relacionados con sus intereses laborales, pero también con los intereses generales de la sociedad. No es algo excepcional, todos hemos aprendido que, si queremos tener éxito en un sistema democrático, debemos argumentar a partir del interés general incluso nuestros intereses más particulares.
En un momento dado la conversación derivó a la situación de la radiotelevisión pública. Creo que se comprenderá que, como correligionario suyo, me sorprendiera gratamente que aquella media docena de periodistas reivindicaran con entusiasmo el modelo de radiotelevisión pública del Presidente Rodríguez Zapatero y que me identificara con su crítica acerba a la gestión del actual Gobierno. Una gestión que se traduce, en última instancia, en el abandono de las audiencias, y por las audiencias, de la radio y la televisión públicas.
Me sorprendió porque fue la primera golondrina que he visto en mucho tiempo en el invierno de la crítica implacable al anterior Presidente del Gobierno. Un invierno del juicio político en el que Zapatero tiene la culpa de todo y toda la culpa. Más allá de sus errores o aciertos, Zapatero se ha convertido en el chivo expiatorio de buena parte de la sociedad española, el cordero que quita los pecados de acción de la derecha y de omisión de una incierta izquierda; del capital financiero y de los que siempre predican y nunca dan trigo. Fue con ese juicio sumarísimo, con la condena por todo y de casi todos al Presidente Zapatero, con lo que se empezó a hinchar una nueva burbuja en nuestro país, una burbuja de explicación, de juicio político.
Desde la derecha se consiguió instalar que la crisis era un fenómeno nacional consecuencia exclusiva de la supuesta incompetencia económica del presidente. Que bastaba cambiar de presidente para que manaran los capitales y acabara la crisis. Una buena estrategia electoral pero un pésimo diagnóstico sobre la crisis y una mala pedagogía para una sociedad que perdía 1154 empleos diarios con Zapatero y que ahora pierde 2600 con Rajoy. Y que además de los empleos ha perdido aquella explicación tan sencilla por la que Zapatero era la causa de todos los males.
Desde una incierta izquierda se sostiene que el socialismo y la derecha son lo mismo, que da igual quien gobierne. Ahora esa incierta izquierda quiere defender las conquistas de los socialistas, pero sin los socialistas, expulsándolos a gritos y golpes de las manifestaciones a favor de la sanidad o de la educación. Porque dicen que son lo mismo quienes construyeron que quienes destruyen.
En fin, que me llevé una alegría con aquellos ecuánimes periodistas. A ver si hay suerte y pinchamos esta otra burbuja del juicio político. Y no solo por el interés de los socialistas, que debería estar claro para nosotros mismos, sino por el de la mayoría.