BLOGOSFERA

Francisco Javier Conejo Rueda

Intervención ante el pleno de la Diputación de Málaga


Buenos días, Sr. Presidente de la Diputación, diputados y diputadas de la corporación provincial de Málaga.

Agradezco, antes que nada, la asistencia a este pleno de alcaldes y alcaldesas de la provincia, de ciudadanos y ciudadanas interesadas en el debate que hoy celebramos en la Diputación de Málaga.

Cuando formulábamos propuestas para la modernización del reglamento de funcionamiento de esta casa provincial, los socialistas le propusimos al equipo de gobierno la celebración de un debate del estado de la provincia. Somos conscientes de la imagen que tienen estos debates. No venimos los socialistas aquí como si el salón de plenos fuera el espacio de un combate de boxeo. Ni tampoco planteamos un debate que se aleje paulatinamente de la sociedad. De ahí que, desde un primer momento, queremos que usted, presidente que tiene el honor de representar a esta provincia, y su equipo de gobierno, entiendan la crítica como constructiva, nuestras ideas como propuestas útiles de gobierno y nuestra principal aspiración la del cambio.

Amigos y amigas, el estado de la provincia es el estado de sus ciudadanos. Cómo vive la gente, cómo responden las instituciones a esos problemas, qué colaboración mantienen, cómo responden a las esperanzas colectivas.

Asumamos sin fatalismos la complejidad de la situación, las dificultades que sorteamos y, sin caer en la autocomplacencia, las fortalezas de la provincia. El potencial de esta provincia y el empuje de su ciudadanía nos exigen a sus representantes estar a la altura. Hoy más que nunca.

Poco análisis necesitamos para concluir que la provincia atraviesa un complicado momento que castiga, sobre todo, a las clases trabajadoras y medias.

La fotografía del desempleo lo dice todo: más de seis puntos de subida en la tasa de desempleo desde julio de 2011 a los últimos datos disponibles del primer cuatrimestre de este 2013. La tasa roza el 37 por ciento. Según la EPA, 284.200 personas en Málaga están en el paro. Casi 45.000 parados más en solo dos años. Más de la mitad del total, con más de un año en las colas del paro. Casi cien mil familias malagueñas tienen todos sus miembros en paro. Tercera provincia con más mujeres desempleadas.
La realidad de las personas que ocultan estas frías cifras es el peor estado de la provincia.


Las previsiones económicas son malas en cuanto a la demanda interna, motivadas por el empobrecimiento general del país consecuencia de las políticas macroeconómicas del Gobierno de Rajoy; y la merma en la capacidad inversora de las administraciones públicas, muy lejos de las más que apremiantes políticas de estímulo. Se prevé que este año esa inversión pública caiga un 7 por ciento.

El drama del desempleo marca este debate del estado de la provincia. No cabe duda. Y nada parece aclarar el horizonte.

Un análisis realista del estado de la provincia, con la contundencia de los números, es vital en estos momentos.

Porque en estos dos años de mandato provincial, la Diputación ha estado al margen de esta realidad. Han caminado con orejeras, por más que estos diputados y diputadas, la opinión pública y publicada le hayamos pedido una rectificación.

Una rectificación de la desigualdad en el reparto de los fondos causada por eliminar de un plumazo un modelo de concertación que respaldaron ustedes en el anterior mandato.

Una rectificación en el desmantelamiento del Patronato Provincial de Recaudación, que quieren convertir en el banco de los grandes municipios.

Una rectificación en el cierre de centros sociales y educativos dependientes desde hace décadas de esta institución (cierre de la guardería, de la residencia de mayores de colmenar o de la escuela de enfermería).

Y lo último, porque quiero destacarlo de lo demás: su reiterada negativa a poner en marcha medidas excepcionales contra el desempleo y la exclusión social, pese a que se comprometieron por escrito.

No obstante, soy consciente de que su pecado es de origen, de principios y desde el comienzo.

De origen porque ustedes entienden la Diputación como administración superior a los ayuntamientos, tienen un concepto jerarquizante de la sociedad y eso lo plasman en su visión de todo, de la articulación del Estado, de las relaciones entre administraciones, y entre gobernantes y gobernados. Así, consideran que la Diputación manda sobre los ayuntamientos porque éstos -la mayoría en nuestra provincia- son pequeños, enclavados lejos de los centros de poder y decisión donde se manejan los hilos del gran teatro de su política.
De principios, porque su política está marcada por aquellos valores más alejados de la solidaridad entre territorios y realidades históricas. No quieren una Diputación cooperativa.

Y pecan desde el comienzo porque no han escuchado a nadie desde el primer día que usted, señor presidente, levantó el bastón de mando de esta Diputación.

No le ocultaré que es grato para nuestro grupo que la sana contienda política se produzca a las claras entre dos modelos bien diferenciados. Sabemos por dónde irán los tiros, sin duda. Y a cada paso o resbalón que dan, más nos reafirmamos en los principios que nos mueven y conmueven. No les voy a enumerar los resbalones, pero debo hoy recordar que al frente de esta institución han hecho lo contrario de lo que dijeron.

Si hablaron de austeridad y eliminación de duplicidades, crearon en una Diputación, una oficina de alcaldes. Es como crear en un hospital el departamento de atención al enfermo. O crearon un centro en la capital que se lleva el doble del presupuesto que la institución dedica a programas de actividades culturales en los pueblos. Si hablaron de buen gobierno, levantaron el reparo del interventor para pagar con dinero público los másteres a dos vicepresidentes. O si usted presidente prometió rebajar los cargos de confianza, algunos han cobrado hasta 95.000 euros (más del doble que el sueldo de un técnico superior de esta Diputación). No quiero olvidarme de que la cantinela de las competencias impropias acaba en el albero y los toros, de cuya competencia no se habla en ninguna línea de los textos legales que regulan esta Diputación.

De todos estos meses, la mayor preocupación es la degradación de las relaciones entre administraciones, y la tensión creada en la propia institución.

Pueden seguir pensando que un encierro de más de 40 alcaldes no es suficiente para cambiar el rumbo. Pero le pido que escuche la voz de sus propios alcaldes de pequeños municipios que están en contra de la ruptura del modelo de concertación.

La tensión en la propia casa, en la propia Diputación se ha vivido a consecuencia de cada una de sus decisiones: cierre de centros, despidos de personal, campaña de descalificación de la plantilla.

Señoras y señores.

Con este panorama, este grupo ha presentado a este pleno propuestas que dibujan un modelo alternativo y que han exigido un golpe de timón de la política del gobierno de la Diputación.
Pleno tras pleno hemos pedido medidas urgentes contra la exclusión social y el desempleo. Dentro de las posibilidades de esta institución, como están haciendo otras en Andalucía.

Hemos llamado al consenso con los ayuntamientos en materia de inversiones porque habían roto la razón de ser de esta institución: el apoyo constante al pequeño y mediano municipio.

Le propusimos que las políticas turísticas dieran un salto cualitativo. Que dejaran en manos de los profesionales la promoción del destino. Que miraran al futuro: el turismo desde un punto de vista de la movilidad de personas y de capitales. Que convirtieran los instrumentos en captadores de inversiones. Nos dijeron que no. Han preferido convertir el patronato en una inmobiliaria. Supongo que no conocían de primera mano la crisis del sector y han querido conocer el fracaso por su cuenta.

Le pusimos encima de la mesa que convirtieran en prioridad la concertación como instrumento de estímulo de la economía local, una inversión permeable a toda la provincia, directa en los pueblos, gestionada por los ayuntamientos. Han recortado esa concertación -un recorte económico que es a la vez un recorte en la igualdad de reparto- concentrando inversiones en grandes ciudades. Dando muchos titulares con dinero antiguo. No hay dinero fresco. Todos los planes son variaciones sobre un mismo tema.

Apoyaron nuestra propuesta de fomentar la economía de escala entre municipios mediante una central de compras, hace ya dos años. No han movido un papel. Hemos perdido dos años. Nuestra idea se fundamentaba en la cooperación. Ni siquiera que fuera una propuesta económica les ha merecido la pena para darle el empujón necesario. Le repito: su pecado está en el origen.

Alertamos de sus planes para acabar con la oficina del Defensor del ciudadano. Acertamos de pleno y en el primer pleno. Esta Diputación ha dejado de ser incómoda para otras administraciones gobernadas por su partido.

Y quiero centrarme en que nuestras propuestas siempre han ido encaminadas a fortalecer la autonomía local. Porque creemos que el futuro de la provincia es el futuro de sus pueblos, de sus ciudades. Y la Diputación se debe a los primeros. Por ley. Lo dice la Ley de Autonomía Local de Andalucía. Sin embargo, ustedes callan ante la reforma local que plantea el Gobierno central.


La reforma local que apenas hemos debatido en este foro provincial, repito, que apenas hemos debatido aquí, y sobre la cual pocas palabras en contra hemos oído de la bancada popular, es una adormidera para las expectativas de los pueblos de la provincia. Ustedes me dirán que en ellos vive el 20 por ciento de la población. Les respondo que es precisamente el esfuerzo de esa población permite al otro 80 por ciento ofertar una provincia heterogénea, atractiva, rica, diferente para el visitante.

La propuesta de reforma local acaba por enfrentar territorios: despilfarradores unos, eficientes los otros. Pequeños municipios con servicios públicos que cuestan más que los servicios de los grandes municipios. Acabarán echándoles la culpa a los habitantes de Arenas, Atajate, Archez, Júzcar, Benalauría o Comáres por ejemplo, de no haber emigrado o haberse ido a vivir a otro sitio, todos más juntos, porque cuestan menos. Su reforma, su reforma, es profundamente antidemocrática, insolidaria, jerárquica. Cuando la ciudadanía pide proximidad, ustedes ofrecen que las decisiones se tomen en despachos a más de cien kilómetros de las personas afectadas.

Señoras y señores.

La descentralización es la llave de nuestro futuro. Todo lo contrario de lo que ustedes proponen con la reforma local. Demos oportunidades a los pueblos y ciudades, buscando la diversidad y la variedad, devolviendo poder a la ciudadanía y capacidad de autogobierno. Con una Diputación colaboradora, una institución intermunicipal y no supramunicipal, cuya financiación sea transparente y reparta cumpliendo con sus objetivos: el desarrollo de los pueblos. No es un enfrentamiento campo-ciudad, interior-litoral. Es una cuestión de igualdad, la base para poder crecer juntos como provincia.

Les apelo a que cambien el rumbo, porque hoy por hoy cabe preguntarse: ¿Málaga es una provincia más igual y cohesionada que hace dos años? ¿Las inversiones se han diseñado según las necesidades y la realidad social y económica, o la Diputación ha invertido en función de los intereses concretos de su equipo de gobierno? ¿Este gobierno de la Diputación ha atendido las necesidades reales de la sociedad?

Nuestras propuestas en este debate del estado de la provincia son muy claras y directas:

Primero. La Diputación debe atender a los municipios menores de 20.000 habitantes (o 25.000 como plantean ustedes). Exclusivamente a estos municipios. La diputación tiene como finalidad garantizar la igualdad de oportunidades de los ciudadanos que viven en los pequeños y medianos municipios de nuestra provincia.

Me dirá que en la mayoría de ellos gobernamos los socialistas, puedo replicarle que la reforma local que plantea su partido precisamente lo que hace es darle a la Diputación un instrumento para la intervención de hecho de los municipios menores de 20.000 habitantes. Cómo se explica que el Gobierno de España defienda que las diputaciones sustituyan a los pueblos mientras que esta diputación destina millones de euros a las grandes ciudades. Esta diputación asiste a las grandes ciudades y abandona a los pueblos. El mundo al revés.

Segundo. El único modelo justo es la concertación porque es un dique que frena la discrecionalidad y la arbitrariedad. Los pequeños y medianos municipios sabrán de qué recursos disponen y la planificación será sinónimo de eficacia y eficiencia en el gasto y la inversión.

Acabemos con la discrecionalidad y arbitrariedad en el reparto de fondos. Los socialistas planteamos que toda ayuda o servicio que preste la Diputación esté incluido en el modelo de concertación, excepto un fondo de ayuda de emergencias para casos extremos y justificados. Garanticemos la equidad frente a la arbitrariedad.

Tercero. Seguimos olvidando la articulación territorial y por evidente que parezca, las carreteras siguen olvidadas. En este presupuesto se destina sólo 1 millón de euros a las carreteras (destina más dinero a gastos corrientes de Presidencia que a carreteras). La red provincial ha de ser prioritaria.

Cuarto. No podemos ser ajenos a la situación de desempleo que vive la provincia. De la mano de los ayuntamientos, esta Diputación ha de ser sensible a la gravedad de la situación y maximizar la financiación para políticas activas de empleo con planes especiales y medidas audaces. No podemos seguir siendo una de las pocas diputaciones andaluzas que no haya puesto en marcha un plan de empleo contra la exclusión social.

Quinto. Las políticas de bienestar, igualdad y educación son un derecho. Esta Diputación ha sido ejemplo en el desarrollo de los derechos sociales con un potente desarrollo de servicios sociales. Lo que ustedes consideran un lastre, para nosotros es una oportunidad, un compromiso con la ciudadanía. Le plateamos no reducir ni eliminar ningún servicio o centro de servicios sociales dependiente de esta institución.




También plateamos una apuesta decidida por las políticas de igualdad y de educación. En estos tiempos de recortes, la Diputación no debería seguir reduciendo su presupuesto para la UNED sino todo lo contrario. Ahora deberíamos garantizar que cualquier malagueño viva donde viva pudiera acceder a estudios universitarios. La UNED es el instrumento para garantizar ese derecho a la educación.

Sexto. No podemos abandonar a los municipios en materia urbanística ni en vivienda. Una de sus primeras decisiones fue desmontar las oficinas territoriales de urbanismo. No sólo fueron concebidas como apoyo a los municipios más pequeños y con menos recursos, sino como un instrumento colaborativo de carácter comarcal.

Garantizar recursos y medios para que los pequeños y medianos municipios atiendan sus obligaciones en el ámbito del urbanismo debe ser nuestro compromiso. Invertir en un buen urbanismo es invertir en mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos.

Séptimo. Buen gobierno, transparencia y participación. Es una exigencia que no se quede en simples titulares de un día sino en hechos diarios de la política de esta institución. Profundicemos en convertir la Diputación en referente y ejemplo para nuestros pueblos.

Que ningún cargo de confianza gane más que el presidente. Que no se permita que un cargo político (diputado o personal de confianza) con dedicación exclusiva pueda compatibilizar su sueldo de Diputación con otro sueldo. Que no se paguen máster y cursos de alta dirección a políticos. Que se publiquen todos los gastos de protocolo y publicidad. Pongamos de nuevo en marcha la figura del Defensor del Ciudadano.

Octavo.- Se empecinan ustedes, ya lo hicieron en su anterior gobierno, en convertir la cultura en un arma política de enfrenamiento entre ustedes mismos. Dejan a los pueblos sin inversión cultural para destinar los recursos a la capital. Que toda cultura es poca para la capital, todos lo pensamos, pero que sea a costa de la provincia es más que discutible viniendo de esta institución.

Noveno.- El Patronato de Recaudación no debe ser un ente para desarrollar o financiar inversiones, su finalidad es garantizar la liquidez económica de los ayuntamientos en todo momento. Descapitalizar el Patronato es poner en riesgo la tesorería de nuestros pueblos y ciudades.



Décimo.- Digamos alto y claro que vamos a defender a los pueblos frente la agresión que supone la reforma local. La Diputación se debe a sus pueblos. No podemos ni debemos sustituirlos. No nos corresponde ese papel, estamos a su servicio. La autonomía local radica en los municipios y la provincia no debe suplantar ese derecho constitucional. Defendamos la democracia local frente a un gobierno que quiere desmantelar nuestros pueblos.


Señoras y señores del equipo de gobierno, corrijan las coordenadas de su política y accedan a nuestro ofrecimiento para articular un consenso institucional entre Diputación y los ayuntamientos de los pueblos, céntrense en la verdadera función de esta Casa: un gobierno al servicio de la provincia y no una provincia al servicio de este gobierno.

Muchas gracias

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos