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Semillas
La presentación de los Presupuestos Generales del Estado suele ser un ejemplo de lo que un buen amigo me describe siempre como el teatro de la política. Suelo decirle que sea teatro no significa que sea falso. Que la oposición pida otras cuentas se entiende en que son los presupuestos el principal instrumento de la acción política y reflejo de las políticas de un Gobierno. Que el Gobierno las defienda no debería extrañarnos. Y que el resultado sea que lo que es malo para unos sea visto como bueno por otros es la constatación de que existen diferentes maneras de ver el mundo, enfrentarse a sus problemas y proponer soluciones. Antes del consenso, por eso los grupos parlamentarios pueden enmendar, deberá existir la disparidad de criterios y posiciones.
En el caso que nos ocupa, estos presupuestos generales no muestran precisamente un proyecto de país que ilusione o abra la esperanza de la recuperación. Y en el caso de Málaga nos mueven a una preocupación. Mi experiencia legislativa acrecienta esa preocupación. Porque no recuerdo, ni en tiempos de crisis, unas cuentas públicas con la provincia tan estrictamente coyunturales, hasta tal punto que en la secuencia de presupuestos aprobados por el Gobierno del PP comprobamos cómo comienza a darse una situación estructural: falta de nuevos horizontes. La provincia vivió una época dorada de inversiones con los gobiernos socialistas -hay quien ha tenido el atrevimiento, a mi humilde juicio, de hablar de derroche-, porque hubo apuesta política por la provincia y financiación que la respaldara. Pero antes de eso: un déficit histórico.
La provincia, fruto del consenso social y político, era consciente de sus carencias, de sus necesidades, pero sobre todo, de sus expectativas. De sus horizontes. Los socialistas nos presentamos a las elecciones de noviembre de 2011 con un proyecto para la provincia, aún conscientes de la situación de crisis: potenciar sector ferroviario desde el punto de vista tecnológico
y constructivo; mejorar la conexión del Puerto de Málaga para mejorar el tráfico de mercancías, una vez que se crearon las infraestructuras para el transporte de viajeros; atender al déficit histórico del saneamiento, cuestión compleja donde las haya; más inversiones turísticas; ampliación del Cercanías y proyectar su extensión a los Alhaurines... No es sitio de enumerar todas las propuestas, destinadas a la generación de empleo coyuntural pero sobre todo a crear condiciones para el cambio del modelo productivo, lo cual no se consigue ni por decreto ni de la noche a la mañana.
Estos presupuestos, en valores absolutos los más bajos de los últimos quince años, poco más de 188 millones, son defendibles en una etapa de caída de los ingresos públicos. Sin embargo, no es defendible -de hecho nadie del PP ha salido a dar la cara- que la provincia, la que mejor puede afrontar la recuperación -las cifras al menos de creación de empleo turístico así lo demostraba en agosto para la dirección provincial del PP- quede entre las diez últimas en inversión per cápita. Y en valores absolutos no esté ni entre las veinte primeras. Se debe a la crisis. A la crisis de ideas y de liderazgo del PP provincial ante el Gobierno de la Nación. Se ha perdido otro año más. Pero me temo que no será el último. No vemos prioridades. Ni voluntad de acuerdo para marcar esas prioridades a partir de las propuestas de otros partidos o de la sociedad malagueña. Los socialistas ofrecimos trabajar por el sector ferroviario, por los planes turísticos -el Qualifica del pasado presupuesto no se ha ejecutado-, por inversiones productivas. No hemos tenido respuesta.
La recuperación no llegará de la mano de estos presupuestos generales para la provincia ¿Qué recuperar? Se refiere el gobierno a los beneficios de las grandes empresas o las conquistas sociales que ha destruido reforma a reforma. Recuperar lo que tanto esfuerzo exigió en el pasado sólo podrá hacerse con mucho trabajo en el futuro. Málaga no recupera nada con estos presupuestos generales,
Más bien descarta proyectos. Las semillas de proyectos futuros se deberían haber plantado en estos presupuestos y al menos no haber arrancado las ideas que plantamos otros. La mano del PSOE siempre ha estado tendida para la defensa del bien público y del interés general de la provincia de Málaga.