Si bebes, no conduzcas

Vaya, vaya, el mensaje de coherencia y fidelidad al discurso, de armonía entre lo que dice que hay que hacer y lo que hace, que lanza el presidente nacional de Nuevas Generaciones del Partido Popular a los cachorrillos, tan de colegios de pago, tan de vida sana y ejemplar, tan de misa multitudinaria del papa y de Rouco, tan de castidad hasta el tálamo nupcial, tan de derechas como los mayores de la más conservadora derecha de Europa, cuando, por causa de chocar contra otro automóvil el que conduce, se comprueba que va al volante con una tasa de alcohol en sangre que dobla lo permitido. Éste se ha tomado al pie de la letra las imprecaciones de Aznar contra las medidas limitadoras de los excesos en la conducción de vehículos, cuando en una cena reclamó su derecho a conducir aunque hubiese bebido. Es lo que tiene ser de derechas, que se tiende a la obediencia y las consignas se cumplen en cadena, vaya a ser que a cualquiera le dé por pensar.

Pero lo de este muchacho tiene más amplias connotaciones. No es sólo un paradigma de mal comportamiento para sus compañeros de formación política en razón del importante cargo interno que en ella ocupa, sino que se ha convertido en un desacertado modelo para todos los conductores españoles, jóvenes y maduros, por cuanto era, hasta hoy, vocal de la Comisión de Seguridad Vial y Prevención de Accidentes de Tráfico en el Congreso de los Diputados.

Vaya, vaya, con este jovenzuelo que legisla por la mañana e incumple por la madrugada (o por la mañana mejor dicho, porque a las siete, hora del accidente, ya está clareando el nuevo día) que en un gesto de fingida dignidad ha querido saldar su responsabilidad dimitiendo, pero no de su condición de diputado, sino sólo de su vocalía en la antes mencionada Comisión parlamentaria. Credibilidad para su trabajo en cualquiera otra le ha quedado poca o ninguna.

Algo como esto ya se veía venir. Si es que estos cachorrillos del Partido Popular son de mucho imitar a sus mayores. Y, claro, a la vista de la desbordada fantasía en el comportamiento incívico que los próceres de la derecha más derecha de Europa han puesto de manifiesto en las últimas semanas, algo como lo protagonizado por este muchacho, dirigente político de conducir tan distraído, era de esperar. Este diputado ebrio se ha colocado al mismo nivel del “hijoputa” de Esperanza Aguirre y de la reciente “peseta” de Aznar a los universitarios asturianos.