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Mercedes Montero Frías

Porque los niños y niñas no trabajan: juegan, sueñan, aprenden y crecen


Con carácter general, la explotación de las personas se produce cuando concurren circunstancias, por un lado de necesidad y pobreza, y por otro, el de la obtención desmesurada de beneficios. La otra pata en la que la explotación se apoya es estar amparados por Estados permisivos y dictatoriales que, o bien miran para otro lado ignorando este fenómeno o mantienen alianzas con los explotadores. Esto no quiere decir que, en países plenamente desarrollados y democráticos, la explotación no exista, porque erradicarla totalmente es muy difícil ya que, al igual que evoluciona la sociedad, también evolucionan las necesidades de las personas y se hacen más sofisticadas las formas de explotación. No obstante, conviene resaltar como gran diferencia entre países democráticos y regímenes autoritarios que mientras en los primeros se lucha contra la explotación, en los segundos ven en la permisividad una forma de economía que atrae inversiones y ayuda a sustentar el régimen.


Cada 12 de junio conmemoramos el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una jornada para alzar la voz por millones de niños y niñas que, en pleno siglo XXI, siguen viéndose obligados/as a trabajar, renunciando a su derecho a la educación, al juego, a la salud y a una infancia digna. Pero, ¿qué es el trabajo infantil? La definición de la Organización Internacional del Trabajo lo describe como “todo trabajo que priva a los niños y niñas de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Hablamos, por tanto, de una vulneración de los derechos de los niños y niñas. El trabajo infantil, además, suele interferir en su escolarización, privándoles de la oportunidad de ir a la escuela, obligándoles a abandonar prematuramente las aulas o exigiendo que intenten combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.


Según datos de la OIT, más de 160 millones de menores en todo el mundo están sometidos al trabajo infantil, lo que supone 1 de cada 10 menores. La mitad de estos niños y niñas son de muy corta edad: entre 5 y 11 años. De ellos, casi la mitad realiza trabajos peligrosos. Esta cifra es inaceptable. Cada niño y cada niña obligados a trabajar representan un fracaso colectivo, una urgencia ética y una llamada a la acción política.


Entre las peores formas de trabajo infantil se encuentran la esclavitud, la prostitución, la trata de personas o tráfico de seres humanos o la obligación de realizar actividades ilegales o peligrosas, como es el caso de los niños soldados que se convierten en combatientes involuntarios y se ven obligados a vivir la guerra en primera persona.


El trabajo infantil se concentra en los países más pobres y con más desigualdad. Es allí donde las familias no pueden permitirse enviar a sus hijos/as a la escuela y necesitan de su ayuda para salir adelante. Los menores viven en contextos tan precarios que se ven obligados a trabajar para sobrevivir, dejando de lado actividades que deberían ser propias de su edad. Sin formación les será muy difícil tener un trabajo mejor en el futuro.


Desde el PSOE creemos firmemente que la infancia debe estar protegida, cuidada y empoderada. Nuestro compromiso con los derechos de los niños y niñas no es solo una declaración de intenciones: es una línea de acción permanente, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Por eso, la conmemoración de este Día Mundial contra el trabajo infantil nos debe hacer reflexionar muy seriamente sobre las cuatro estrategias que son eficientes para eliminar el trabajo infantil y que señala UNICEF:


1. Reducción drástica de la pobreza.
2. Acceso a una educación de calidad y pertinente.
3. Dar empleo de calidad a los adultos responsables de los niños y niñas.
4. Acabar con las normas sociales que legitiman el trabajo infantil.


Como socialistas, no podemos mirar hacia otro lado. Trabajar por la erradicación del trabajo infantil es también luchar contra la pobreza, garantizar el acceso universal a la educación pública y de calidad, apoyar a las familias vulnerables y avanzar en igualdad. Es proteger la infancia aquí y en cualquier parte del mundo.


En España, gracias a políticas sociales impulsadas por gobiernos progresistas, el trabajo infantil ha sido prácticamente erradicado. Pero no bajamos la guardia. Seguimos reforzando la vigilancia, el apoyo a las familias y la cooperación internacional. Porque ningún niño debería tener que elegir entre estudiar o sobrevivir. 


Este 12 de junio, desde el PSOE, queremos reafirmar nuestro compromiso con una infancia libre de explotación, con un presente protegido y un futuro lleno de oportunidades.
Porque los niños y niñas no trabajan: juegan, sueñan, aprenden y crecen.

 

Mercedes Montero Frías

Secretaria de Infancia

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