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La lengua de signos: una cuestión de inclusión y reconocimiento
El 23 de septiembre celebramos El Día Internacional de la Lengua de Signos. Su objetivo principal es promover la conciencia y el reconocimiento de la lengua de signos como una forma completa y natural de comunicación para las comunidades sordas en todo el mundo.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, en su artículo 21, reconoce el derecho de las personas con discapacidad a la libertad de expresión y a acceder a la información en igualdad de condiciones con los demás.
En España, la Ley 27/2007 de 23 de octubre de 2007, por la que se reconoce y garantiza el derecho a la utilización de la lengua de signos española (LSE), establece que esta lengua es oficial en las comunidades autónomas donde sea utilizada por un número significativo de personas sordas. Este reconocimiento ha permitido la incorporación de intérpretes en servicios públicos, la formación en lengua de signos y la sensibilización social.
En la actualidad, la diversidad lingüística y cultural es un pilar fundamental para la construcción de sociedades inclusivas, justas y respetuosas con los derechos humanos. Entre las distintas formas de comunicación, la lengua de signos ocupa un lugar especial, ya que es el medio natural y principal de comunicación para la comunidad sorda en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de su importancia, los derechos relacionados con la lengua de signos todavía enfrentan numerosos desafíos que reflejan las desigualdades sociales, la falta de reconocimiento oficial y las barreras culturales y educativas
La falta de recursos, la escasa formación de docentes en lengua de signos y la inexistencia de currículos adaptados son obstáculos que vulneran el derecho de los niños y jóvenes sordos a una educación que respete su identidad lingüística y cultural. La incorporación de intérpretes en las aulas, la formación de docentes especializados y la creación de materiales educativos en lengua de signos son pasos necesarios para garantizar una educación inclusiva y efectiva.
El derecho a la educación en lengua de signos también implica la protección del patrimonio cultural y lingüístico de la comunidad sorda. La lengua de signos no solo es un medio de comunicación, sino también un símbolo de identidad y orgullo comunitario. Reconocerla en el ámbito educativo es reafirmar la dignidad y el valor de la comunidad sorda en la sociedad.
La creación de contenidos audiovisuales, aplicaciones y plataformas digitales en lengua de signos, así como la incorporación de intérpretes en programas televisivos y en la administración pública, son medidas que contribuyen a disminuir la brecha comunicativa y fortalecer los derechos de las personas sordas.
Es imprescindible que los gobiernos, las instituciones y la sociedad civil trabajen conjuntamente para eliminar las barreras y promover una cultura de respeto y reconocimiento hacia la lengua de signos. Solo así será posible garantizar que las personas sordas puedan ejercer plenamente sus derechos humanos, participar activamente en la vida social y cultural, y disfrutar de una vida digna en igualdad de condiciones con las demás.
La lengua de signos no es solo un medio de comunicación, sino un derecho fundamental que refleja la riqueza de la diversidad humana y la necesidad de construir un mundo más justo y respetuoso con todas las formas de expresión y existencia.





