BLOGOSFERA

Salvador Pendón Muñoz

Maduración y camaleonismo


Con leves modificaciones en su enunciado, la frase “Quien no es revolucionario a los veinte años, no tiene corazón. Quien sigue siéndolo a los cuarenta, no tiene cabeza” ha sido atribuida a ilustres protagonistas de la historia contemporánea, entre otros Churchill y Brandt. Yo la escuché a Serrat explicando la evolución de su música y su poética. En general, y aunque todos conozcamos excepciones de aserto tan fundamentado en la experiencia, la frase explica bien el proceso de maduración asociado al desarrollo ordenado de las capacidades intelectuales del individuo.

Quien permanece impermeable al paso del tiempo, quien se muestra insensible a los mensajes que por llegarle en circunstancias diferentes nunca son los mismos, quien no acuerda el ritmo de la suya a las formulaciones nacidas de la mente de los demás, quien aguanta estático cuando todo a su alrededor se mueve, tiene toda la sintomatología de un inadaptado.

Todo fluye. Escapar de tan incontestable evidencia supone el atrincheramiento y la imposibilidad de progresar, cuando no la regresión. Por tanto, el individuo bien estructurado en lo personal y correctamente ubicado en lo social responde al tipo del que ha concertado los tiempos y los mensajes con el desarrollo de sus potencias, convirtiéndolas en actitudes y aptitudes. En razón de la obligatoria sujeción de los individuos a las reglas de la naturaleza, el proceso evolutivo normalizado requiere de tiempo suficiente para que los cambios vayan sedimentando hasta la consolidación y no disloquen el orden lógico.

También conozco varios enunciados diferentes, en razón de la circunstancia a la que se aplique, de la frase que hace años escuché a un militante socialista que, en tono humorístico, dijo en un hotel de Benalmádena en el que se había celebrado un congreso de la organización provincial de Málaga del PSOE: “Pensaba que íbamos a ganar los guerristas y hemos vencido los renovadores”. Saco del recuerdo esta frase porque es la que antes me ha venido a la memoria para poner un ejemplo de cambio repentino en la actitud o posicionamiento de un individuo por causa de intereses particulares, pero bien saben todos mis lectores que este tipo de comportamientos no suelen darse en los partidos políticos. Así que tómese la frase sólo a título indicativo.

De la misma manera que mantener en el tiempo idénticos análisis, diagnósticos y respuestas para cada una de las situaciones diferentes a la que nos enfrentamos puede ser, casi con toda seguridad, consecuencia de un desorden psíquico y emocional, no cabe duda alguna de que cambiarlos en un abrir y cerrar de ojos responde a la poca vergüenza de quien así actúa. Sin paliativos.

Pues, a pesar de todo, y ello puede deberse a que la sociedad ha terminado por sucumbir a la falta de principios de algunos de sus individuos y a la irreverencia con que ante los mismos se comportan otros, a pesar de todo, digo, sucede que entre quienes hacen de tan deleznable práctica su manera de vivir los hay que obtienen beneficios y prebendas que difícilmente alcanzan a quienes se comportan con fidelidad y respeto a sí mismos y a los demás. Por eso cambian de parecer con más facilidad que de color los camaleones.

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos