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Javier Carnero Sierra

La incompatible moderación


Hablamos del término como si se tratase de un valor, de una cualidad que fuese casi necesaria para poder ejercer el gobierno, y es posible que así sea, ya que la mayoría, la inmensa mayoría de la sociedad, es moderada. Aunque desde mi punto de vista lo es más en términos éticos que políticos. Pero lo cierto es que eso no es lo importante, lo verdaderamente relevante, lo que de verdad les importa es la apariencia, de ahí que el actual gobierno de la Junta de Andalucía busque dicha cualidad con ahínco, e incluso trabaje de manera incesante para modular esa imagen de moderación en torno a Moreno Bonilla, como si eso le hiciese merecedor de un halo de gloria, y estuviera ya salvado de cualquier acción.

Todo esto no es más que una táctica, es decir es un método para jugar al despiste y además, sabiendo quien lo ha podido maquinar, es de lo más lógico. Toda esta estrategia viene de un ideólogo que se encuentra mucho más centrado en la apariencia de la realidad que en la propia realidad, un ideólogo que se encuentra mucho más centrado en la distracción que en la acción, en definitiva, proviene de un trilero de la política que no para de trabajar para crear una tupida niebla que no nos permita nunca ver lo que realmente pretenden.

Y entonces, qué pretenden, se preguntarán ustedes. Pues muy sencillo, tan sólo pretenden hacernos ver que el liberalismo es moderación y que no nos demos cuenta de que ellos en realidad defienden una suerte de capitalismo para tres, y si alguno de los tres o los tres son amigos, mejor. O pretenden hacernos ver que la moderación educativa pasa por una suerte de falsa elección de centro que sólo busca enriquecer a unos pocos y no facilitar que la mayoría estudie donde quiere, sino que los de siempre accedan y los demás esperen. O también pretenden hacernos ver que la igualdad es una cosa de cuatro progres medio chalados y chaladas y no es en absoluto moderado. En definitiva, pretenden que creamos que toda su acción se centra en un gobierno basado en la moderación.

Pero lo que de verdad ocurre está bastante lejos de esa apariencia de moderación. Y está muy lejos porque es imposible ser moderado y a la vez ser el primer presidente autonómico que se apoyó en Vox; es imposible ser moderado y a la vez cerrar cientos de unidades de colegios públicos; del mismo modo que es imposible ser moderado y recortar ciento treinta y cinco millones de financiación de las universidades públicas de Andalucía. Y cuando todo esto se hace evidente, cuando esto se hace palpable, somos todos conscientes de que la moderación y Bonilla son incompatibles.

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