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Miguel Ángel Heredia Díaz

Discurso ante el Congreso Provincial Extraordinario del PSOE de Málaga


Buenas tardes, compañeros y compañeras.

Celebramos hoy el congreso extraordinario provincial para elegir a los compañeros y compañeras que conformarán la delegación malagueña en el congreso extraordinario regional de Granada el próximo 23 de noviembre.

He creído conveniente tomar la palabra en este congreso provincial. Aunque formalmente las normas incluyen la defensa de la gestión regional, la celebración de un congreso extraordinario en Andalucía nos exige un ejercicio de rendición de cuentas, reflexión compartida y análisis del contexto político andaluz y español.

No hace falta que recuerde cronológicamente lo sucedido hasta llegar a hoy 31 de octubre. No obstante, el hilo temporal nos ayudará a interpretar este nuevo tiempo político abierto en Andalucía.

Para mí, son tres los hitos y episodios marcan el itinerario: las elecciones autonómicas de 25 de marzo, el relevo en la Presidencia de la Junta de Andalucía y la apertura del proceso orgánico para la elección del nuevo o la nueva secretaria general del PSOE de Andalucía.

Me centro en los dos últimos, por cercanía y porque del primero hemos tenido oportunidad de reflexionar en anteriores ocasiones.

El PSOE de Andalucía ha dado una lección política. Y quien dirige el Partido, y lo dirigirá hasta el 23 de noviembre, ha demostrado la verdadera razón de un buen socialista: pensar y actuar con el interés general por encima de cualquier otro interés personal y particular.

Las decisiones tomadas por Pepe Griñán, al margen de su oportunidad, valentía, generosidad, visión política e idoneidad, son un ejemplo de honradez política que nos exige la militancia en este partido. Cuando los fundadores del PSOE decidieron incluir en nuestro programa de máximos la honradez, no sólo se referían a la condena del lucro y la corrupción en el ejercicio de la lucha política, también se referían a la humildad de quien sabe que el todo está por encima de él.

Pepe Griñán ha actuado honradamente. Para él, para el Partido, para la sociedad andaluza.

Aunque perfeccionemos al máximo los mecanismos de participación, bien sabéis que siempre en última instancia es una persona la que decide, porque en ella recae la responsabilidad. Pepe Griñán compartió su decisión y siendo copartícipes y corresponsables la Comisión Ejecutiva Regional abrió un proceso de elecciones primarias para elegir el candidato o candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Un proceso según las normas que todos nos habíamos dado. Las normas que son. Que se cambiarán si la mayoría decide cambiarlas. No hay mayor injusticia que juzgar algo con la ley que debería ser o la que fue. No cabe la retroactividad, aún menos juzgar hoy con las leyes que han de venir.

En ese proceso, con las normas en la mano, fue elegida candidata a la Presidencia la compañera Susana Díaz. Los socialistas hemos respondido a un nuevo tiempo con un nuevo liderazgo. Los nuevos tiempos no se crean en los laboratorios. Los nuevos tiempos llegan porque la gente tiene nuevas exigencias y prioridades. Y a eso responde el nuevo proyecto político que encarna Susana Díaz. Ese nuevo tiempo político ha de culminarse en la organización. Debe impregnar la organización. Si algo se le ha echado en cara a Susana Díaz es que es una mujer de partido, y despectivamente se ha dicho, una mujer del aparato. La presidenta ha respondido siempre que se siente orgullosa del Partido y de su ideología.

Con ese orgullo de Susana y por Susana, en mucha militancia ha revivido el propio.

Susana representa un cambio generacional, un cambio de género y una nueva mirada, una mujer audaz y valiente para tiempos de incertidumbre. Una mujer que conoce la organización, su potencial sus límites, su ideal político y sus esperanzas. El socialismo andaluz, todos y todas compañeros y compañeras, hemos cambiado, porque hemos sabido detectar qué sucedía en la calle. Y como siempre en la historia del PSOE, el socialismo andaluz se convierte en el pilar básico del socialismo español.

Nuestro reto es doble: ser la alternativa a las políticas de la derecha, su dique de contención y la demostración de que otro camino es posible, por un lado, pero por otro, colaborar a que el proyecto federal del Partido Socialista Obrero Español siga siendo un proyecto federal.

Seré muy claro: si demostrar que el PSOE es alternativa es nuestra obligación, defender un discurso unido pero plural en España es más que una obligación.

Somos un partido federal y no una federación de partidos, nos dijo el secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso de Sevilla. Y antes de él Felipe González a finales de los setenta en pleno debate sobre nuestro modelo y sobre el nacionalismo en la Transición.

El federalismo es la articulación orgánica del socialismo. Y la mejor articulación territorial de España, porque responde a las diferencias entre nacionalidades y regionalismos que conviven en ella.

Partido federal para un Estado federal. Porque España no es uniforme, y me pregunto si algún Estado lo es.

El PSOE es y debe seguir siendo una fuerza unitaria socialista para España, que se reúne en congresos federales que responde y propone un proyecto para todos los españoles, sin menos cabo que cada federación socialista plantee para sus territorios debates y soluciones que respondan a las particularidades de éstos.

Esto es: unión en la pluralidad sin buscar la uniformidad.

Nos une el socialismo, nos une el ideal de emancipación del ser humano, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad, la justicia social... A los socialistas nos une el ideal sin patriotismos, porque creemos en que la patria del socialista es la educación y la libertad.

Y si alguien piensa que el socialismo andaluz se va a alinear con quien pretenda aguar nuestra postura federal y nacional con abstenciones que dan escaso rédito, conoce bien poco nuestra historia como Partido y como autonomía.

Compañeros y compañeras, con esa misma concepción de la unidad en la pluralidad, los socialistas malagueños trabajamos y peleamos por nuestro espacio político andaluz y por el interés general de la provincia.

Ese ha sido mi principio fundamental en todo el proceso de relevo, formación de gobierno y nuevo proyecto en la Junta de Andalucía en interlocución directa con la Presidenta. Mi principio ha sido: Málaga tiene que reforzar su papel en el proyecto andaluz. El PSOE de Málaga tiene mucho que sumar y aportar en este nuevo proyecto institucional. Y eso se hace en dos planos: ideas y políticas, personas y Partido.

Llevo cinco años en la secretaría general del PSOE de Málaga. Lo he dicho siempre: el trabajo une y la unidad ayuda en el proyecto andaluz.

Instiré en esa idea en sentido contrario: si Málaga no está unida y fuerte, no jugamos en el tablero.

La política es lo que uno hace y lo que sucede.

Al abrirse un nuevo tiempo, podíamos dar un paso más. Siempre teniendo claro que el Partido, que el colectivo, que la provincia en términos orgánicos y por supuesto en términos de interés general siempre por encima de lo individual. No me mueve otra cuestión. Somos un proyecto colectivo socialista y malagueño.

Para tener espacio hay que pelearlo, con lealtad y con trabajo. La cultura del trabajo. La cultura de la carga y no del cargo. El espacio político no va con el cargo, es resultado del esfuerzo y las ganas, de la oportunidad y la seriedad en el trabajo. Puedes tener suerte en el cargo, pero sin trabajo esa suerte se agota.

Hoy por hoy, a la par que caminamos por la alternativa, hemos de construir nuestra alternativa política para la provincia. Ese nuevo tiempo exige nuevas ideas o rescatar aquellas que el tiempo y la disputa han dejado en el abandono.

La salida de la crisis es la prioridad. En una sociedad más justa, más equilibrada, más cohesionada. A día de hoy la situación es todo lo contraria. La condiciones laborales se han precarizado, la dualidad social de ricos y pobres es una evidencia empírica, la falta de un proyecto colectivo de país es una realidad.

Sé que las conferencias políticas no cotizan al alza en el Partido, pero es el mecanismo que tenemos para reelaborar el proyecto socialista. Y aunque sus conclusiones será titular de un día, y si llegan a serlo, suelen nutrir nuestra acción política.

Compañeros y compañeras, mientras los socialistas respondemos a los nuevos tiempos y somos capaces de confiar en nuevos liderazgos, la derecha andaluza ha iniciado una deriva radical muy en el límite de las fronteras democráticas.

De los hechos del pasado sábado en Málaga concluyo el escaso respecto que tiene el PP a la institución de la Presidencia de la Junta de Andalucía, que un día la acosa mediante los tribunales y otra mediante insultos y golpes a su salida de un hotel de esta ciudad.

Profundamente preocupado. Porque una derecha sin cabeza, es decir, sin líder y sin ideas, suele ser una derecha incontrolada.

Por nuestra parte, más responsabilidad si cabe, porque somos gobierno y siempre pensamos como gobierno. Así debe ser en un partido que aspira a la transformación social. No caeremos en provocaciones. Aunque defenderemos siempre a los compañeros y compañeras en las instituciones y a las instituciones mismas.

Nosotros a lo nuestro: que son las preocupaciones de la gente corriente. El gobierno de la cosas de la gente corriente. Que la gente poco corriente, que el poder, ya se cuida solo.

Los compañeros y compañeras, delegados y delegadas al congreso regional si logramos la confianza en la próxima votación, acudimos sabiendo de la dificultad momentos que vive la gente en la calle. De la necesidad de que el socialismo se recomponga de norte a sur, de que reformule sus planteamientos pero sobre todo sus maneras y formas, que recobre al cien por cien el ideal y la utopía pues es la única manera de atender a las necesidades de cada tiempo.

Muchas gracias

TRANSPARENCIA

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