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Puntilla al Patronato de Turismo de la Costa del Sol
Nos marcan estos tiempos, y así debe ser, que la política es incomprensible sin la participación y la corresponsabilidad ciudadana. Que se debe gobernar con la ciudadanía, de manera individual o colectiva, en un intercambio de ideas fluido, consolidación del proyecto político estemos en la instancia que estemos y con una fiscalización continua de la acción del gobierno. El gobierno del PP de la Diputación de Málaga ningunea a diario este principio de la democracia participativa y deliberativa, verdadera generadora de un espacio político común. No contentos con lo anterior, aún es peor cuando tratan de convencernos de que hacen lo contrario.
La improvisación se ha instalado en la sede política de la Diputación. Escribo esto tras aprobarse la creación de una nueva empresa pública para la gestión turística. Como se sabe, la Diputación de Málaga siempre ha canalizado sus políticas en turismo mediante el Patronato de Turismo de la Costa del Sol y una unidad administrativa encargada de la promoción y cualificación del destino interior de la provincia. El Patronato ha sido una institución de referencia en sus 37 años de vida, y aún siendo constituida en un contexto político muy diferente, el modelo elegido ya respiraba democracia, participación y corresponsabilidad, al integrar en una asociación sin animo de lucro los actores sociales vinculados a una industria que abría una nueva etapa. Todo eso es Historia, así en mayúscula, y será historia, porque el equipo de gobierno presidido por Elias Bendodo lo va a enterrar. La nueva empresa turística, con casi idéntico nombre (el peso de la marca es evidente), de la cual tuvieron noticia los miembros del Patronato mediante correo electrónico, viene a sustituir de facto la labor del Patronato, financiado en un 95% por la propia Diputación.
Es un desmantelamiento en toda regla. Primero, con la aplicación de un ERE entre la plantilla. Segundo, anunciando la fallida fusión con las otras empresas públicas de la Diputación. Tercero, con la compra de la sede por parte de la propia Diputación para albergar un museo taurino, lo que por el momento no se ha producido. Y cuarto, con la creación de un instrumento paralelo, que será financiado por la institución provincial.
Las razones esgrimidas por el presidente de la Diputación, a la sazón presidente del Patronato de Turismo, son inciertas. Nada prohíbe en la reforma de la administración local que la Diputación financie a una institución sin ánimo de lucro, como lo es el Patronato. Prohíbe precisamente lo que se ha hecho: crear nuevas empresas y entes aparte de los existentes. Y las limitaciones del Gobierno impiden realizar nuevas contrataciones de personal, así que dudamos que la actual plantilla del Patronato de 28 personas pueda entrar en la nueva empresa pública, más allá de la duda respecto a los criterios de libre concurrencia, mérito y capacidad que también debe cumplir un proceso de este tipo.
La respuesta de la industria turística da cuenta del espíritu que había movido siempre al Patronato: incredulidad ante una decisión adoptada de manera unilateral por la Presidencia del organismo. En el Patronato primó el consenso, no como un cómodo sillón para ver hacer de la administración pública, sino como el espacio de encuentro donde primaba el interés general de la provincia en una materia, que siempre es bueno recordar, representa nuestra principal fuente de desarrollo. Todo lo anterior sin que la Diputación perdiera su capacidad de proponer y decidir. Fue evidente con la compra del edificio de la sede, en la Plaza del Siglo, aprobada por unanimidad.
Resumiendo: Bendodo convierte el actual Patronato en un consultivo de 500 socios -profesionales, empresariado, sindicatos, colectivos, ayuntamientos- con nuevas funciones de comparsa, por más que insista en que le dará un sillón en el nuevo consejo de administración, y duplica los servicios turísticos con una nueva empresa que va a hacer lo que hace el Patronato, eso sí, con menos controles y sin tener que escuchar a nadie (sabemos cómo funcionan los consejos de administración en la Diputación) y sin que nadie pueda enmendar sus decisiones.
A toro pasado convoca al sector para explicarle la decisión adoptada en el pasado pleno del viernes 15 de noviembre. Que se acostumbre el sector porque son las nuevas formas. Tras la puntilla dada al Patronato de Turismo llegará un nuevo modelo de política turística provincial, que preocupa aún más, porque será menos participativa, se basará en proyectos articulados para la promoción política del presidente y a buen seguro en clara descoordinación con el Ayuntamiento de Málaga a la vista de las disputas entre correligionarios. Bendodo se ha liberado del Patronato. Ahora podrá hacer lo que más le gusta: hacer lo que le venga en gana sin escuchar a nadie.